/ domingo 15 de octubre de 2023

De Perfil | Álex Lora practica el deporte del rock and roll

Álex Lora celebra 55 años de una carrera que inició frente a una multitud en el Festival de Avándaro

El primer recuerdo musical de Álex Lora es con una guitarra. Su madre tenía la intención de aprender, pero fue él quien terminó aprovechando las lecciones, y rápidamente empezó a tocar boleros, y algunas canciones de Los Beatles que, en su opinión, también son una especie de bolero.

“Originalmente aprendí a tocar con esas rolas de ‘página blanca fue mi corazón’”, cuenta en entrevista, mientras interpreta un fragmento de la canción. Lora recibe a El Sol de México en su oficina, donde se encuentra rodeado de sus reconocimientos y algunas pinturas inspiradas en su figura, que le dan al lugar un ambiente relajado.

Antes de sentarse a conversar toma su guitarra, pues necesita tenerla a la mano por si se le cruza alguna estrofa durante la charla. “Mi mamá no aprendió, pero yo veía los ejercicios que le dejaba el maestro”, recuerda. “Ya sabiéndome esas canciones, empecé a sacar mis propias rolas”.

Gracias al dominio de un instrumento, el rockero pudo entrar a la estudiantina de su escuela, y ahí fue donde descubrió su pasión por la música, y en la secundaria formó sus primeras bandas, interpretando covers de The Rolling Stones y The Kinks, entre otros.

Fue en esta etapa cuando, por accidente, comenzó a ser el vocalista de sus bandas. Este hecho se debió a que en una ocasión los invitaron a una fiesta “pirruris en el Pedregal”. Él y sus compañeros decidieron ir vestidos de hippies, “con huaraches, playeras descoloridas y pantalones rotos”.

“Todos fuimos así, pero el cantante que teníamos, iba con el uniforme de gala del colegio. Saco verde, pantalón de casimir gris, zapatos bostonianos, camisa blanca y corbatita. En ese momento lo descatalogamos, y los demás dijeron ‘que cante el pinche Lora, que más o menos mastica el inglés’, y así comencé a cantar”.

EL ORIGEN DEL TRI

La agrupación estaba originalmente formada por “tres pendejos”, como el propio Lora los describe, y nació bajo el nombre de Three Souls In My Mind. En el año de 1968 comenzaron con sus primeras tocadas, incluyendo temas de su autoría como Que viva el rock and roll y Oye cantinero.

“En esa época era la onda tener nombres muy sofisticados, y que nadie supiera lo que quería decir. Como Big Brother And The Holding Company o Chicago Transit Authority, entonces, nosotros éramos tres y tocábamos algo de música soul, y le añadimos el ‘in my mind’ para que fuera más rimbombante el asunto”, comenta al respecto.

De hecho, la frase estaba mal escrita, pues la gramática correcta debió haber sido “Three Souls On My Mind”, pero él optó por alterarla, para que quienes hablaran bien inglés intentaran corregirlos, pero a la vez se dieran cuenta que eran una banda “chilanga”.

Bajo esa denominación lanzaron un total de 16 discos, hasta que se percataron de que la mayoría de sus fans lo pronunciaban mal. “La raza siempre decía ‘voy a la tocada de El Tri’, ‘tengo el nuevo disco de El Tri’, entonces decidimos dejarle ese nombre porque la raza misma nos bautizó”, narró.

Una de las primeras canciones que compuso en español fue Oye cantinero, cuya letra presenta a un hombre con mal de amores que confunde al “loquero” del manicomio con un cantinero.

Previamente el cantautor ya había escrito algunos temas en inglés, como Men And Blues, Make Me Swing, Don´t Ask y I´d Rather Be Death. “De repente te llega la inspiración, Oye cantinero y Qué viva el rock and rol fueron de las primeras que inventé en nuestro idioma”.

EN DEFENSA DEL ROCK

Lora ve al Festival de Avándaro, de 1971, como un momento clave de su carrera, pues ahí se percató de que ya no era sólo una actividad que hacía como pasatiempo, pero a la vez fue el inicio de una época complicada para el género, debido a la represión que sufrieron por parte de un gobierno temeroso de escuchar a la juventud expresar sus ideas.

“Cuando nos subimos y vimos, como cuando te subes en una peña junto al mar, que estás en alto y ves el océano a lo lejos, te das cuenta cómo la tierra es redonda. Así se veía, pero de gente. En ese momento fue cuando dijimos ‘ah cabrón, este sueño sí es de verdad’”, expresa, al tiempo que suelta un “qué viva el rock and roll” y rasga su guitarra.

A partir de ahí mantuvieron “la llama del rock encendida” en el underground, conscientes de que “ser rockanrolero era como ser un narco satánico”. No fue sino hasta la llegada del movimiento de Rock en tu idioma (que llegó a mediados de los años ochenta a México), cuando se empezaron a escuchar grupos provenientes de España o Argentina, cantando en español, y el rock mexicano pudo volver a la luz.

“Cuando llegaron ellos ya teníamos varios discos en español, donde retratamos lo que ocurrió en el mundo en esa época, con rolas como Nuestros impuestos, Abuso de autoridad, Viejas del Distrito Federal, Santa Martha, No le hagas caso a tus papás, A.D.O.”, detalló.

“El estatus y los medios dijeron ‘vamos a ver si nuestros compatriotas pueden hacer rock original en español’. Pero para ese momento ya teníamos 16 discos, fue cuando pudimos salir un poco del subterráneo y hacer llegar nuestra música a un mayor número de oídos”.

Señalando al celular con el que se estaba grabando esta entrevista, bromeó al decir que en aquel entonces “no existían estas pendejadas”, así que la única forma de difundir su trabajo era hacer tocadas e invitar al público a escuchar sus álbumes, por lo que salir del anonimato les permitió forjar el legado que mantienen hoy en día.

La huella que han dejado en el rock mexicano les ha valido también el reconocimiento internacional, pues a lo largo de su carrera y sus 53 discos, han vendido 30 millones de copias, y han sido nominados en cinco ocasiones al Premio Grammy, como Mejor álbum de rock en español y Mejor álbum de rock vocal dúo o grupo.

Cuando tú no estás (1998), Fin de siglo (1999), No podemos volar (2001), 35 Años y lo que falta todavía (2005), y Del Three a El Tri (40 rolas del alma, mi mente y mi aferración), de 2009, son los trabajos que compitieron por los premios estadounidenses.

En los Grammy Latinos, Álex obtuvo además un Grammy a la excelencia musical en noviembre de 2011, el cual también tiene colocado en su oficina, junto con otros galardones que ha recibido.

SU HISTORIA DE AMOR

Durante aquellos días de Avándaro, conoció a la que se convertiría en su "domadora" de toda la vida. Entre la multitud observó a Celia García Guerrero, hoy conocida como Chela Lora, y desde ese primer momento supo que "ese aguacate se lo embarro a mi bolillo".

A la fecha tienen 52 años de novios y 43 de casados, además de ser padres de una hija (la playmate Celia Lora), pero Álex afirma que “era nuestro destino, en ese momento nos flechamos y el rock and roll ha unido nuestras vidas. Si no fuera por ella, hoy El Tri ya no existiría”.

Y es que la también empresaria ha sido la encargada de desempeñar el rol de manager de la agrupación, y se hace cargo de toda la parte logística de los conciertos, así como la coordinación de todo el equipo que los acompaña en las giras.

SEGUIRÁ ROCKEANDO

Al mirar atrás, Álex recuerda que en sus inicios no pensaba celebrar 55 años rockeando (el pasado 12 de octubre fue su aniversario), y mucho menos convertirse en un referente de la música mexicana. Por ello, al preguntarle sus planes a futuro, asegura que su única certeza es seguir yendo a dónde lo lleve el rock.

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"No me imaginé todos esos logros, que iba a tener un Álex Lora de cera, ni que me iban a dar una estrella en el Paseo de las Luminarias del MGM Grand de Las Vegas, y me van a dar la Medalla Florida del Inca, que recibió el escritor Mario Vargas Llosa en Perú. Y voy a grabar 53 álbumes físicos y cualquier cantidad de canciones digitales", señaló.

“Simplemente dije ‘me vale madre todo, y qué viva el rock and roll’. Es lo que sigo diciendo en este momento, y con 55 años de tocadas, he aprendido a tocar el instrumento principal de El Tri, que es el público, la raza, la banda. He aprendido a involucrarlos más en lo que estoy haciendo, en la medida en que participan y rockanrolean, se sienten libres y se olvidan de sus broncas. Si logro eso, estoy metiendo el gol que mi música pretende”, finalizó quien suele decir a sus seguidores que el rock and roll es un deporte, “¡práctiquenlo!”.

Sus siguientes paradas son en el Monumental de Morelia, Michoacán, el 20 de octubre; y el 30 de noviembre en la Arena Monterrey.

El primer recuerdo musical de Álex Lora es con una guitarra. Su madre tenía la intención de aprender, pero fue él quien terminó aprovechando las lecciones, y rápidamente empezó a tocar boleros, y algunas canciones de Los Beatles que, en su opinión, también son una especie de bolero.

“Originalmente aprendí a tocar con esas rolas de ‘página blanca fue mi corazón’”, cuenta en entrevista, mientras interpreta un fragmento de la canción. Lora recibe a El Sol de México en su oficina, donde se encuentra rodeado de sus reconocimientos y algunas pinturas inspiradas en su figura, que le dan al lugar un ambiente relajado.

Antes de sentarse a conversar toma su guitarra, pues necesita tenerla a la mano por si se le cruza alguna estrofa durante la charla. “Mi mamá no aprendió, pero yo veía los ejercicios que le dejaba el maestro”, recuerda. “Ya sabiéndome esas canciones, empecé a sacar mis propias rolas”.

Gracias al dominio de un instrumento, el rockero pudo entrar a la estudiantina de su escuela, y ahí fue donde descubrió su pasión por la música, y en la secundaria formó sus primeras bandas, interpretando covers de The Rolling Stones y The Kinks, entre otros.

Fue en esta etapa cuando, por accidente, comenzó a ser el vocalista de sus bandas. Este hecho se debió a que en una ocasión los invitaron a una fiesta “pirruris en el Pedregal”. Él y sus compañeros decidieron ir vestidos de hippies, “con huaraches, playeras descoloridas y pantalones rotos”.

“Todos fuimos así, pero el cantante que teníamos, iba con el uniforme de gala del colegio. Saco verde, pantalón de casimir gris, zapatos bostonianos, camisa blanca y corbatita. En ese momento lo descatalogamos, y los demás dijeron ‘que cante el pinche Lora, que más o menos mastica el inglés’, y así comencé a cantar”.

EL ORIGEN DEL TRI

La agrupación estaba originalmente formada por “tres pendejos”, como el propio Lora los describe, y nació bajo el nombre de Three Souls In My Mind. En el año de 1968 comenzaron con sus primeras tocadas, incluyendo temas de su autoría como Que viva el rock and roll y Oye cantinero.

“En esa época era la onda tener nombres muy sofisticados, y que nadie supiera lo que quería decir. Como Big Brother And The Holding Company o Chicago Transit Authority, entonces, nosotros éramos tres y tocábamos algo de música soul, y le añadimos el ‘in my mind’ para que fuera más rimbombante el asunto”, comenta al respecto.

De hecho, la frase estaba mal escrita, pues la gramática correcta debió haber sido “Three Souls On My Mind”, pero él optó por alterarla, para que quienes hablaran bien inglés intentaran corregirlos, pero a la vez se dieran cuenta que eran una banda “chilanga”.

Bajo esa denominación lanzaron un total de 16 discos, hasta que se percataron de que la mayoría de sus fans lo pronunciaban mal. “La raza siempre decía ‘voy a la tocada de El Tri’, ‘tengo el nuevo disco de El Tri’, entonces decidimos dejarle ese nombre porque la raza misma nos bautizó”, narró.

Una de las primeras canciones que compuso en español fue Oye cantinero, cuya letra presenta a un hombre con mal de amores que confunde al “loquero” del manicomio con un cantinero.

Previamente el cantautor ya había escrito algunos temas en inglés, como Men And Blues, Make Me Swing, Don´t Ask y I´d Rather Be Death. “De repente te llega la inspiración, Oye cantinero y Qué viva el rock and rol fueron de las primeras que inventé en nuestro idioma”.

EN DEFENSA DEL ROCK

Lora ve al Festival de Avándaro, de 1971, como un momento clave de su carrera, pues ahí se percató de que ya no era sólo una actividad que hacía como pasatiempo, pero a la vez fue el inicio de una época complicada para el género, debido a la represión que sufrieron por parte de un gobierno temeroso de escuchar a la juventud expresar sus ideas.

“Cuando nos subimos y vimos, como cuando te subes en una peña junto al mar, que estás en alto y ves el océano a lo lejos, te das cuenta cómo la tierra es redonda. Así se veía, pero de gente. En ese momento fue cuando dijimos ‘ah cabrón, este sueño sí es de verdad’”, expresa, al tiempo que suelta un “qué viva el rock and roll” y rasga su guitarra.

A partir de ahí mantuvieron “la llama del rock encendida” en el underground, conscientes de que “ser rockanrolero era como ser un narco satánico”. No fue sino hasta la llegada del movimiento de Rock en tu idioma (que llegó a mediados de los años ochenta a México), cuando se empezaron a escuchar grupos provenientes de España o Argentina, cantando en español, y el rock mexicano pudo volver a la luz.

“Cuando llegaron ellos ya teníamos varios discos en español, donde retratamos lo que ocurrió en el mundo en esa época, con rolas como Nuestros impuestos, Abuso de autoridad, Viejas del Distrito Federal, Santa Martha, No le hagas caso a tus papás, A.D.O.”, detalló.

“El estatus y los medios dijeron ‘vamos a ver si nuestros compatriotas pueden hacer rock original en español’. Pero para ese momento ya teníamos 16 discos, fue cuando pudimos salir un poco del subterráneo y hacer llegar nuestra música a un mayor número de oídos”.

Señalando al celular con el que se estaba grabando esta entrevista, bromeó al decir que en aquel entonces “no existían estas pendejadas”, así que la única forma de difundir su trabajo era hacer tocadas e invitar al público a escuchar sus álbumes, por lo que salir del anonimato les permitió forjar el legado que mantienen hoy en día.

La huella que han dejado en el rock mexicano les ha valido también el reconocimiento internacional, pues a lo largo de su carrera y sus 53 discos, han vendido 30 millones de copias, y han sido nominados en cinco ocasiones al Premio Grammy, como Mejor álbum de rock en español y Mejor álbum de rock vocal dúo o grupo.

Cuando tú no estás (1998), Fin de siglo (1999), No podemos volar (2001), 35 Años y lo que falta todavía (2005), y Del Three a El Tri (40 rolas del alma, mi mente y mi aferración), de 2009, son los trabajos que compitieron por los premios estadounidenses.

En los Grammy Latinos, Álex obtuvo además un Grammy a la excelencia musical en noviembre de 2011, el cual también tiene colocado en su oficina, junto con otros galardones que ha recibido.

SU HISTORIA DE AMOR

Durante aquellos días de Avándaro, conoció a la que se convertiría en su "domadora" de toda la vida. Entre la multitud observó a Celia García Guerrero, hoy conocida como Chela Lora, y desde ese primer momento supo que "ese aguacate se lo embarro a mi bolillo".

A la fecha tienen 52 años de novios y 43 de casados, además de ser padres de una hija (la playmate Celia Lora), pero Álex afirma que “era nuestro destino, en ese momento nos flechamos y el rock and roll ha unido nuestras vidas. Si no fuera por ella, hoy El Tri ya no existiría”.

Y es que la también empresaria ha sido la encargada de desempeñar el rol de manager de la agrupación, y se hace cargo de toda la parte logística de los conciertos, así como la coordinación de todo el equipo que los acompaña en las giras.

SEGUIRÁ ROCKEANDO

Al mirar atrás, Álex recuerda que en sus inicios no pensaba celebrar 55 años rockeando (el pasado 12 de octubre fue su aniversario), y mucho menos convertirse en un referente de la música mexicana. Por ello, al preguntarle sus planes a futuro, asegura que su única certeza es seguir yendo a dónde lo lleve el rock.

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"No me imaginé todos esos logros, que iba a tener un Álex Lora de cera, ni que me iban a dar una estrella en el Paseo de las Luminarias del MGM Grand de Las Vegas, y me van a dar la Medalla Florida del Inca, que recibió el escritor Mario Vargas Llosa en Perú. Y voy a grabar 53 álbumes físicos y cualquier cantidad de canciones digitales", señaló.

“Simplemente dije ‘me vale madre todo, y qué viva el rock and roll’. Es lo que sigo diciendo en este momento, y con 55 años de tocadas, he aprendido a tocar el instrumento principal de El Tri, que es el público, la raza, la banda. He aprendido a involucrarlos más en lo que estoy haciendo, en la medida en que participan y rockanrolean, se sienten libres y se olvidan de sus broncas. Si logro eso, estoy metiendo el gol que mi música pretende”, finalizó quien suele decir a sus seguidores que el rock and roll es un deporte, “¡práctiquenlo!”.

Sus siguientes paradas son en el Monumental de Morelia, Michoacán, el 20 de octubre; y el 30 de noviembre en la Arena Monterrey.

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