Rusia está en los ojos del mundo con motivo de su Mundial de Futbol, de ahí que la memoria nos trae imágenes de los artistas de aquel país que han deleitado con su arte al público mexicano, y a estrellas de la actualidad, que se desempeñan en los espectáculos.
No es la gran pléyade, pero sí figuras representativas del Cáucaso que han llegado para compartirnos, incluso, su cultura.
Leyenda viviente que recorre los escenarios más prestigiados del planeta, desde hace muchos ayeres el Ballet Bolshoi ha formado parte de las carteleras mexicanas. La magia y exquisitez de sus espectáculos han deslumbrado a nuestra gente, pero no nada más el Bolshoi con sus extraordinarios bailarines solistas, Rudolf Nureyev y Mijail Baryshnikov han impactado entre el público mexicano.
Desde el divertido Shilinsky en los años 40 del siglo pasado hasta Irina Baeva en la actualidad, varias son las figuras y compañías que han dejado y continúan dejando huella en nuestro país.
El crítico Clive Barnes dijo alguna vez que Mijail era el bailarín más perfecto que jamás haya visto. Nació el 27 de enero de 1948 en Riga, capital de Letonia, cuando esta nación formaba parte de la extinta Unión Soviética; mientras Nureyev, considerado uno de los mejores bailarines clásicos del siglo XX, vio la primera luz a bordo de un tren cerca de Irkutsk, una de las ciudades más pobladas de Siberia.
Remontándonos más en el tiempo, una auténtica diosa del ballet, la gran Anna Pavlova, visitó México en 1919 para ofrecer una serie de funciones mientras nuestro país se sacudía los estertores revolucionarios.
Cuentan que el entonces presidente don Venustiano Carranza ordenó que 200 soldados custodiasen el tren que transportaba a la diva desde Veracruz a la capital, y que el 16 de febrero de aquel año unas 16 mil personas le llenaron el Teatro de La Condesa pagando localidades tres pesos en sombra, cuatro en luneta y 75 centavos en sol, con un éxito impresionante.
Treinta años más tarde, un actor cómico llamado Estanislao Shilinsky, procedente de un circo ruso, haría reír a los mexicanos formando parte del dueto Manolín y Shilinsky. Nació en Lituania el 10 de agosto de 1911 y murió en la Ciudad de México el27 de septiembre de 1985.
Shilinsky se convirtió en concuño de Mario Moreno Cantinflas, pues estaba casado con la moscovita Olga Ivanova, hermana de Valentina Ivanova, esposa del comediante mexicano, quien era actriz y bailarina.
¿Quién no recuerda a Bobby Galeano enfrascándose en feroz combate boxístico con Pepe el Toro en la película de éste mismo nombre? Nos referimos al luchador y actor Wolf Ruvinskis, también nacido en Riga, el 30 de octubre de 1921.
Hijo de padres judíos, Ruvinskis Manevic se nacionalizó mexicano, actuó en teatro, cine y televisión destacándose además como mago y empresario. Lo recordamos en filmes como La mujer de los dos, La isla de los hombres solos, El patrullero 777 y Santo contra la invasión de los marcianos, entre muchos otros. Dejó de existir en Ciudad de México el 9 de noviembre de 1999.
EN LA ACTUALIDAD
Ya en los tiempos modernos la belleza de la mujer rusa nos ha impresionado sobremanera vía dos hermosas actricitas de talento y proyección incuestionables: Anna Layevska e Irina Baeva.
La primera nació en Ucrania (exUnión Soviética, 10 de enero de 1982) y ha participado en telenovelas como Alguna vez tendremos alas, Amor gitano, Preciosa, Locura de amor y La madrastra, entre otras; mientras la segunda, quien aprendió el idioma español viendo telenovelas mexicanas, nació en Moscú el 25 de octubre de 1992 y debutó en Televisa en 2015 con la nueva versión de Muchacha italiana viene a casarse. Irina tuvo que emplearse como vendedora para costearse su viaje a México.
Otra rusita de fantástica belleza que hace carrera artística en nuestro país es Liya Bespalova, quien, sorprendentemente, interpreta salsa y otros ritmos latinos como el bolero. Ella nació en San Petersburgo, pero radica desde hace 18 años en nuestro país y ha compartido escenario con Armando Manzanero y Los Panchos.
También anda por aquí Kristoff Raczynski, productor, actor y guionista nacido en 1974, en Moscú, pero ya de nacionalidad mexicana. Ha sido presentador de noticias al lado de Juan José Origel y es autor de Matando cabos, la cinta que estelarizó Tony Dalton.
Evidentemente, no podemos olvidar la presencia del Circo Ruso de Moscú entre los grandes espectáculos que aquella nació suele enviarnos para deleite del público mexicano. Y si de bailar como cosaco se trata, basta recordar el Kasatchok que se puso de moda en México allá por los años 70.