La siguiente historia fue contada por la señora Martha Patricia 'N', quien estuvo internada en el hospital de la Mujer, de la ciudad de Villahermosa Tabasco, en noviembre de 2009, debido a un cáncer en la vejiga.
"A mí me internan de emergencia un martes a las tres de la madrugada, debido a que orinaba sangre, pues ya llevaba varios días con molestias tras una fuerte infección de la que al parecer nunca sané. Ahí fue cuando me detectaron el cáncer. Estuve en cuidados intensivos. Me administraron varios medicamentos y había la posibilidad de que me intervinieran quirúrgicamente, además de las quimios.
"Estaba realmente mal; sufría dolores terribles, fiebre alta y presentaba dificultad para orinar, entre otros síntomas muy incómodos. Casi no podía dormir y cuando lo hacía, era a intervalos. Tenía pesadillas todas las noches y la verdad ya quería que mi sufrimiento se terminara, aunque fuera con la muerte. Nunca he estado más asustada en mi vida.
"Una noche, después de una pesadilla que ya no recuerdo, abrí los ojos. No sé qué hora era, pero debió ser de madrugada, porque todo estaba en silencio y sólo de vez en cuándo se escuchaban los quejidos de otros pacientes, y los ruidos de las máquinas y el oxígeno fluyendo por las tuberías.
"Ahí fue cuando la vi. Mi esposo estaba sentado en el sillón que ponen para los familiares, dormido. Y a los pies de la cama, estaba Ella. Una figura de mujer, alta, delgada, vestida de blanco. Al principio pensé que era la enfermera que venía a darme mis medicinas. Pero no traía cofia, y ya después de un rato de permanecer ahí, vi que no se movía y eso me pareció sumamente fuera de lo normal.
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"Entonces, me froté los ojos para tratar de verla mejor. Como estaba cerca de la ventana, algo de la luz exterior se alcanzaba a filtrar y la alumbraba un poco. Noté que era extremadamente delgada. Su rostro era de facciones muy finas, con los pómulos muy pronunciados. Tenía los ojos hundidos y muy negros, como si tuviera ojeras. Su cabello era largo y negro. Su expresión era seria pero no sombría, sino serena.
"Me miraba fijamente. Cuando de pronto entendí quién era Ella, en lugar de sentir miedo, me invadió una paz infinita. Me acordé de la película esa (Macario, de 1960, con Ignacio López Tarso) donde se supone que si la muerte aparece a los pies de la cama, es porque te vas a salvar, y si aparece en la cabecera, es porque te vas a morir.
"No supe en qué momento me volví a quedar dormida. A la mañana siguiente desperté de mejor ánimo. Me sometí al tratamiento completo, me operaron y logré superar el cáncer, después de un par de meses.
"Hoy sé que no se trató de una alucinación. Incluso se lo comenté a una de las enfermeras. Me dijo; sí, es la Muerte. Muchos enfermitos dicen que la han visto, incluso familiares de pacientes. Entre médicos y enfermeras también hay historias, pero preferimos no decir nada para no afectar la moral de los pacientes”.