Estos adorables peluditos son la elección de muchos cuando buscan una mascota. Por su tamaño se convierten en la compañía perfecta para familias o personas con poco espacio.
Cuando un hámster llega a su nuevo hogar, los primeros días son fundamentales para conseguir que se adapte bien y que confíe en ti. Para conseguirlo, sigue los siguientes pasos:
- Esparce unos cuantos puñados del sustrato de su jaula vieja en su nueva casita. Además, deberá tener preparados el comedero y bebedero.
- Ahora toca meter al hámster en su nueva jaula; si lo has transportado en una cajita de cartón, lo mejor es ponerla dentro de la jaula y abrirla, dejando que sea el hámster el que salga. Cuando lo haya hecho, saca la caja y cierra la jaula.
- Ahora debes dejar que se adapte tranquilo a su nuevo espacio. Puedes irte y dejarle solo en la habitación; si te quieres quedar, está bien, pero quédate sentado sin hacer ruido ni movimientos bruscos. Es muy importante que esté tranquilo y no se sobresalte.
- Deja que siga su proceso de adaptación de forma natural: lo más probable es que lo primero que haga sea refugiarse en su caseta. Es normal, no le molestes ni le presiones para salir.
- Durante la primera semana, es mejor que lo dejes a su aire y no lo saques de la jaula, ni lo agarres, ni lo toques. Poco a poco irá explorando su entorno, no lo obligues a nada.
- Pasados unos días, el hámster se habrá adaptado: verás que sale de su casa, se estira, bosteza, sigue su actividad crepuscular. Entonces podrás, poco a poco, empezar a sacarlo y ganarte su confianza.
Puede que te lleve un poco de tiempo, pero ¡no te preocupes! Seguro que tu hámster se acabará acostumbrando a ti y podrás sostenerlo sin problemas, jugar, meterlo a la rueda… Solo hace falta un poco de paciencia y cuidado.