La violencia de género en contra de las mujeres es un fenómeno que en los últimos tiempos ha crecido exponencialmente en México, y Tabasco no es la excepción.
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De acuerdo con el Instituto Estatal de las Mujeres (IEM), existen cinco tipos de violencia en agravio de las tabasqueñas: física, psicológica, sexual, patrimonial y económica; pero además, es necesario incluir tres modalidades más que deben considerarse también como violencia, que son contra los derechos reproductivos, la virtual y la feminicida, siendo esta última la más grave.
En el marco de los círculos de reflexión del instituto, Guadalupe Montero Carrera, quien es especialista en atención a mujeres que sufren y viven violencia de género, expresó: “Cada mujer debe saber si está pasando por algún tipo de violencia, porque muchas de ellas no saben que viven un tipo de violencia y creen que solo la violencia física es una detonante, pero existen varias formas de identificarla”.
La violencia hacia las mujeres es cualquier acto de violencia basado en el género, cuyo resultado sea un daño o sufrimiento físico, sexual o mental, al igual que las amenazas de dichos actos, la coacción o privación arbitraria de la libertad.
Tipos de violencia
De acuerdo con la psicóloga, la violencia física es aquella en donde los hombres amedrentan a sus parejas a golpes, bofetadas, pellizcos, empujones, jalones de cabello, presión fuerte sobre los brazos, intentos de ahorcamiento y cortaduras, con la intención de mostrar su poderío sobre ellas.
En tanto, la violencia psicológica abarca la omisión, amenazas, gritos, hostigamiento, discriminación, privación de la libertad, celotipia (pasión por los celos), humillación, chantaje, ahorcamiento y cortaduras, lo que refleja un intento de los varones por poseer a sus parejas.
Por su parte, la violencia patrimonial es cuando los hombres buscan tener la pertenencia del celular o computadora de las mujeres, su vehículo, documentos oficiales, ropa y distintos suministros.
Montero Carrera se refirió a la violencia económica a aquella a través de la cual los hombres pretenden congelar las tarjetas de crédito o débito de sus parejas, no les proporcionan dinero para los gastos de casa, controlar lo que ella compra, y si se separan, no les dan la pensión correspondiente por las hijas y/o hijos que procrearon.
En lo referente a violencia sexual, se da cuando un individuo obliga a una mujer a tener intimidad con otras personas, realizar distintas posiciones sexuales, toca su cuerpo sin su consentimiento, la fuerza a ver videos sexuales o la presiona para tener relaciones sexuales cuando no quiere.
Aunque los anteriores son los tipos de violencia identificados identificados por estudiosos, hay tres modalidades que no pueden pasarse por alto, y que también deben considerarse como violencia en agravio de las mujeres.
Una de ellas es la violencia virtual, en la que hay de por medio mensajes, fotos, videos o gif sexuales, que incluyen ciberbullyng, sexting, stlaked, grooming, shaming y el doxing, que en su mayoría se realizan sin el consentimiento de las mujeres.
Mientras que en lo referente a la violencia contra los derechos reproductivos, es la que se da cuando se obliga a la mujer a no usar preservativos, controlar cuántas hijas o hijos tener, abortar en contra de su voluntad, e impedir o forzarla a realizarse la salpingoclasia.
Y al final del eslabón, la más grave: la violencia feminicida, que es toda acción u omisión constituye una forma extrema de violencia contra las mujeres, que deriva de la violación de sus derechos humanos, y cuyo desenlace puede ser fatal y terminar en un feminicidio.
En este escenario, Guadalupe Montero se pronunció por una mayor educación hacia los niños y niñas, fortaleciendo la prevención desde casa, aplicando métodos como escuchar, tener empatía, un autoconcepto positivo, autonomía, destruir los tradicionales roles de género, creencias y dar a conocer a las mujeres sus principales derechos.