Tabasco, conocido como el corazón del cacao en México, ostenta un papel destacado en la producción nacional de este preciado ingrediente, que a su vez da vida al amado chocolate. Con el 82% de la producción nacional, el cacao se ha convertido en un commodity crucial ya que es bien sabido que el cacao cotiza en la bolsa de valores de Nueva York junto con productos como el azúcar y el café.
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Un legado cultural
La rica tradición cacaotera de Tabasco no solo se traduce en cifras, sino en un legado cultural. Los tabasqueños señalan con orgullo que su estado contribuye de manera significativa a México y al mundo con dos tesoros: el plátano y el cacao, siendo este último el protagonista de una producción que ha perdurado a lo largo de los años.
A diferencia de otros estados productores como Campeche, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Veracruz y Yucatán, Tabasco destaca por la complejidad de sabores y aromas que logra desarrollar en sus granos de cacao gracias a un proceso de fermentación único.
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Tabasco líder en producción de cacao
Esta característica singular le permite liderar entre las regiones cacaoteras del país, incluyendo a Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán. Los orígenes de la relación de Tabasco con el cacao se remontan a los primeros habitantes, quienes popularizaron una bebida fermentada de cacao mezclada con agua, un elixir similar a la cerveza que desempeñaba un papel ritual en la celebración de matrimonios.
Sin embargo, el éxito de la producción de cacao en Tabasco no está exento de desafíos. El cambio climático, acelerado y palpable en la región, junto con problemas de seguridad civil en algunas áreas del sureste mexicano, representan amenazas que podrían afectar las perspectivas optimistas del sector.
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La ruta del chocolate
A pesar de los retos, Tabasco se enorgullece de tener su propia "ruta del chocolate", que incluye haciendas, plantaciones y cacaoteras. Entre ellas, la Hacienda La Luz, pionera en la producción e industrialización de cacao desde la década de 1930; la Hacienda Jesús María, que ofrece un viaje al pasado con recorridos por fincas cacaoteras y tradiciones locales; la Finca Cholula, reconocida por su orientación orgánica y sus recorridos guiados; y la Hacienda La Campesina, una cooperativa de mujeres llamada "Embajadoras del cacao", que no solo cultiva el cacao, sino que también lo procesa en diversas formas, aprovechando al máximo sus recursos.
Así, el cacao tabasqueño no solo es un componente esencial en la economía del estado, sino que también es un tesoro cultural que se comparte a través de la historia y las tradiciones de la región.