La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
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Un guardia de seguridad encargado de la vigilancia en un hospital, asegura que ha escuchado sonidos extraños y visto espíritus corriendo en los pasillos. Tales experiencias han sucedido cuando le ha tocado cubrir el turno de la noche, mencionó la persona que pide no revelar su identidad.
El hombre señala que es la primera vez que labora en este tipo de empleo, la necesidad lo llevó a aceptarlo, pues por muchos meses buscó ‘chamba’ como mecánico. Pero sin éxito. Un amigo le informó que en la empresa donde trabaja estaban contratando, metió papeles y quedó, tres días después comenzó en un nosocomio de Villahermosa.
Le tocó cubrir el turno del día, todo transcurrió sin contratiempos en la primera jornada; sin embargo, todo fue diferente en el turno de la noche. La primera situación que le causó miedo fue un niño que pasó corriendo frente a él; un infante en los pasillos de estos lugares no debería parecer tan extraño, al menos, que aparezca en el área de Covid-19 del hospital y de pronto, al dar la vuelta en una esquina, se desvanezca.
Pese a lo que vio decidió callar, temió que pudiera perder su empleo si mencionaba la situación aparentemente paranormal. Por otra parte, cabía la posibilidad de que fuera el hijo de alguno de los médicos o enfermeras de ese turno.
Tras una semana, al sujeto le tocó, nuevamente, estar en el turno nocturno; en la puerta principal lo colocaron, lo que veía era a los familiares de los pacientes esperando noticias. Dentro de este grupo, una mujer de la tercera edad se le acercó, le preguntó cómo se encontraba su nieto, que tenía dos semanas intubado, le respondió no saber sobre el pequeñín, la ancianita le suplicó llorando que de favor preguntara sobre este ya que los doctores no le daban información sobre su estado de salud. Conmovido, le preguntó a una de las enfermeras, le dijo el nombre, Juanito se llamaba, la trabajadora de la salud con cara de sorpresa, le dijo que el niño había muerto hacía dos semanas a causa de la pandemia.
Al dirigirse a encontrar de nuevo a la abuelita, el guardia ya no la encontró, trató de ubicarla con la mirada, pero no pudo localizarla, de nueva cuenta el hombre aparentemente fue testigo de un hecho inexplicable.
En otra ocasión, en la zona de urgencias vio una silla de plástico color blanco moverse sin que nadie la manipulara, además ‒menciona‒ en diferentes partes del edificio ha escuchado murmullos, llantos y quejidos. El vigilante cree que los sonidos son ánimas en pena de personas que murieron en el hospital.
Una historia que escuchó de unos paramédicos es que los cadáveres hablan cuando los están transportando en las ambulancias al Servicio Médico Forense (Semefo), la mayoría no cree que estén muertos, piensan que los llevan a una revisión médica. Pero con el paso de las horas las voces van desapareciendo.
Pese a que el hombre lleva poco tiempo en el trabajo, lo que ha experimentado le convenció que fuerzas sobrenaturales deambulan por los pasillos de la clínica, y aunque confiesa que no se acostumbra a esta situación, cada que le toca el turno de la noche se hace a la idea que es parte del trabajo, y en su bolsillo derecho lleva un crucifijo.