Todos experimentamos de una u otra manera el amor, alguna vez en la vida. En general como un sentimiento muy poderoso de afinidad, apego o deseo hacia otros seres. Quizá por ello ha sido objeto de la curiosidad y la reflexión desde tiempos inmemoriales y de acuerdo a diferentes épocas, culturas y puntos de vista se le define de diferentes maneras.
De acuerdo al poeta Xavier Villaurrutia:
Amar es una angustia, una pregunta, / una suspensa y luminosa duda
Pero a diferencia de lo que podemos pensar, el amor no es sólo asunto de filósofos y literatos, sino que es una realidad científica muy estudiada.
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De acuerdo al doctor en química de la UNAM Ignacio Camacho-Arroyo, la biología distingue dos tipos básicos de amor:
El amor de pareja o romántico y el amor filial (maternal o paternal)
“Ambos son fundamentales para la supervivencia de nuestra especie, ya que el primero en términos generales lleva a la reproducción, mientras que el segundo permite que las crías reciban los cuidados adecuados para su desarrollo”.
Entonces, se podría decir que el amor es una parte muy importante de la biología humana, ya que gracias a él ocurre la reproducción y la formación de parejas o familias tienen un papel en la que permite la crianza de los bebés de nuestra especie. De manera que una familia unida por el amor tendrá mayor probabilidad de que sus descendientes prosperen en el mundo.
De acuerdo al doctor, Camacho-Arroyo:
el significado biológico del amor se encuentra en la perpetuación y supervivencia de nuestra especie
La fórmula del amor
Al ser fundamental para nuestra existencia como individuos y como especie, el amor se desarrolla como un complejo proceso hormonal en nuestro sistema nervioso, que involucra al cerebro y las diferentes glándulas como la amígdala.
Así que no se puede decir que haya una sola hormona o molécula del amor, sino que lo que hay es un complicado proceso de intercambios de hormonas y de neurotransmisores (sustancias que permiten la comunicación entre neuronas) que involucran muchas partes de nuestro organismo.
Según Camacho-Arroyo, en el amor participan “hormonas como la vasopresina y la oxitocina, neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, y los opiáceos endógenos —moléculas producidas en nuestro cerebro relacionadas con las sensaciones de placer y la disminución del dolor— como las endorfinas y las encefalinas”.
El doctor en química, explica también que la dopamina y las encefalinas participan en la generación y reforzamiento de muchas de las emociones que se presentan en una relación amorosa, dando paso a la sensación de placer y recompensa.
¿Quiere decir esto que es posible una poción del amor? De acuerdo al artículo “¿Qué es el amor? Respuestas desde la biología” de la revista de divulgación científica de la UNAM, esto es imposible en la actualidad, principalmente debido a que las mismas hormonas y neurotransmisores que participan en el surgimiento del sentimiento de amor cumplen muchas otras funciones diferentes en nuestro organismo.
En otras palabras, el proceso biológico del amor es tan complejo que es muy difícil que algún día se le pueda reproducir artificialmente.
Además de esto, es importante recordar que el enamoramiento es un proceso íntimo, pero al mismo tiempo condicionado por factores externos como la sociedad y la cultura en la que vivimos. Así que tiene una realidad tangible que la biología y la química pueden estudiar, otro aspecto socio-cultural y un tercer aspecto, que es el de nuestra experiencia personal, de manera que no hay una historia de amor igual a otra.
Publicado originalmente en El Heraldo de Chihuahua