La adoración a la Santa Muerte lleva existiendo en México desde hace décadas, sin embargo, antes de ella hubo un dios que fue adorado por nuestros ancestros ya que era el rey de Mictlán, mejor conocido como el inframundo de la cultura mexicana.
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Mictlantecuhtli, también conocido como el señor de la oscuridad, se encargaba de recoger a los seres humanos que morían de forma natural. Su nombre está compuesto de dos palabras, la primera Mictlán que significa “mansión de los muertos” y Tecutli que significa “señor”, por lo que se traduciría en “el señor de la mansión de los muertos”.
¿Cómo se invocaba a Mictlantecuhtli?
Según el director del Proyecto Templo Mayor (PTM), Leonardo López Luján en entrevista para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Mictlantecuhtli ejercía funciones como otorgar y fomentar la vida.
“Por ejemplo, esta deidad de la muerte era invocada durante los ruegos que se hacían para la exitosa gestación del feto humano; este extraño protagonismo tiene su explicación en el poder regenerativo de los huesos-semillas. Sin embargo, es su carácter temible el que predomina en la cosmovisión prehispánica. Explicó.
¿Cómo nació este Dios?
Mictlan habría sido creado por los dioses Huitzilopochtli y Quetzalcóatl en el Omeyocan que puede considerarse como el Cielo, pues estos dioses pensaban que para que la humanidad valorará la vida tendrían que crear la muerte.
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De igual forma se cuenta que un día Quetzalcóatl bajó al inframundo para depositar su semen sobre huesos molidos que dieron vida al hombre, desde ese momento Mictlantecuhtli custodió los restos, por lo que está relacionado con la semilla de la vida.
Según UNAM Global, antropólogos lo plantean como la vida y la muerte en una misma unidad, aunque también se relaciona como el nacimiento y la decepción. Cabe señalar que este dios tiene varios nombres, entre ellos Ixtupec, que significa rostro quebrado; Sextepehua, esparcidor de cenizas y Tzontemoc, el que baja de cabeza.
¿Qué es Mictlán? Sus 9 niveles
Cuando los españoles llegaron a México, consideraron a Mictlán como el infierno y creyeron que Mictlantecuhtli era el “diablo”, sin embargo este no era considerado como un lugar de castigo, más bien era la morada de los muertos.
Mictlán tiene nueve niveles, donde las almas tienen que pasar por cada uno hasta llegar al último nivel. El primero es conocido como Apanoayan, donde los fallecidos llegan a través de un río donde un perro los ayuda a pasar nadando a cuestas.
El segundo nivel es Tepeme Monamictia, un lugar que se encuentran dos montañas que chocan la una contra la otra. El tercer nivel es Iztepetl, el cual es un cerro erizado de cuchillos de pedernal.
El cuarto lugar es Cehuecayan, un lugar donde hiela, el quinto es Itzehecáyan, un sitio donde el viento corta como cuchillo de pedernal. El sexto lugar es Teocoylehualoyan, un espacio donde aparece un jaguar y se come el corazón del muerto.
El séptimo lugar es Apanhuiayo, un lago de agua negra donde se encuentra una lagartija llamada Xochitonal e intenta detener el paso del difunto. El octavo lugar es Chiconauapan que es cuando el fallecido llega a la orilla del río y por último el noveno sitio que es donde el alma ingresa a su destino, Mictlán, donde se vuelve su hogar.
¿Quiénes pueden llegar a Mictlán?
Aunque se puede creer que el Mictlán es el lugar donde van todos los muertos esto no es así, ya que los guerreros mexicas y las mujeres que fallecieron en el parto se dirigían hacía la “morada del sol”, después de cuatro años se convertían en colibríes y podían bajar a la tierra.
Aquellos que murieron ahogados o por un rayo iban a Tlalocan, donde reinaba el dios Tláloc, un lugar con un jardín repleto de flores. Mientras que los bebés que nacieron muertos o aquellos que no probaron alimentos sólidos se dirigían a Chichihuacuauhco.