Cuando vas a un supermercado y ves que venden fruta cortada o pelada, puede que te preguntes el motivo ¿pa qué hacen esto? Es decir, no es mucha molestia pasarles un cuchillo.
Hay de todo, sandía, melón, papaya, manzanas y un largo etcétera, sin embargo ¿hay alguna diferencia? ¿Es un producto más conservado, fresco, de calidad?.
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Aquí te contamos toda la información al respecto. Las frutas son una gran fuente de energía para comenzar el día o para dormir con el estómago tranquilo (además de ser alimentos muy ricos), es por estas razones que los supermercados hacen lo posible por presentar estos productos naturales de la forma más atractiva, pues el color y la posición son importantes.
Según la Organización de los Consumidores y Usuarios (OCU) en muchos mercados o supermercados, las piezas que fueron cortadas permanecen sin refrigeración, junto a más frutas y cajas alrededor, solamente con un plástico film transparente para protegerlas.
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OCU informó que este tipo de productos presenta mayor riesgo de contaminación, pues el contacto con la tabla, el cuchillo, las manos de quien manipula la fruta, el plástico en la que está envuelta, supone una gran cantidad de exposiciones al ambiente y agentes externos, escenario que no sucede con la protección de la cáscara.
¿Esto quiere decir que todas las frutas cortadas son malas para la salud?
No, pero tienen una vida útil menor, ya que una vez hecho el corte estos productos deben permanecer en refrigeración para no exponerlos a microorganismos patógenos como la salmonella, escherichia coli verotoxigénico o listeria monocytogenes.
Estas frutas ya manipuladas pueden tener hasta 3 horas carentes de refrigeración sin que supongan un riesgo para la salud al ingerirlas, siempre y cuando el espacio esté ventilado y protegido de la luz solar.
OCU extendió una recomendación a los comercios que preparan y cortan la fruta; deben extremar la higiene de los utensilios y superficies para que el riesgo de infecciones se vea disminuido.
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Asimismo, se debe mantener la higiene también por parte del consumidor y procurar que las frutas, una vez en casa, estén en refrigeración y cuando se traten de comer, evitar consumir aquellas partes que no han sido desinfectadas.
Nota publicada originalmente en El Sol de Hermosillo