Al acudir a un médico, ginecólogo o cualquier otro especialista, la mayoría de las mujeres les ceden la confianza total pensando que ciertos procedimientos son normales cuando en realidad no lo son. Esto debido a que el acoso hacía las mujeres también puede ser sutil, no siempre se basa en la violencia o en el temor. Es por eso que hay que aprender a identificar que situaciones no son normales para no permitirlas ni siquiera en una consulta con un profesional.
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¿Qué no debo permitir en mi consulta al ginecólogo?
Lo primero que debes saber es que debes buscar un profesional con el que te sientas completamente cómoda y segura. No busques solo que sea alguien de tu mismo sexo, ya que esto no siempre basta. Lo mejor es buscar recomendaciones y referencias con gente a la que le tengas confianza y fijarte en la cédula profesional y especialidad que tiene. Así mismo debes fijarte en su trato y en la forma en la que actúa.
En cuanto a las señales de alerta, una de las primeras es que tiene que tener sumo cuidado con la higiene, nunca permitas que intente atenderte sin guantes puestos o con material que no esté desinfectado. Así mismo, siempre debe explicarte el por qué de cada procedimiento y por qué lo hace de determinada forma y tienes todo el derecho de preguntar o hacerle saber que algo te incomoda sin que esto lo moleste.
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En caso de que al tocarte te cause dolor sin explicarte si esto es normal o no, no debes permitirlo, el especialista debe buscar la forma en la que el procedimiento sea lo más cómodo posible. Una de las alarmas más obvias ocurre cuando hace algún tipo de comentario sexual u ofensiva, en este caso tienes todo el derecho de obligarlo a parar y presentar una denuncia.
También debes saber que no es normal ni correcto que te pida que te desnudes completamente. Ya que incluso cuando tenga que examinar varias partes de tu cuerpo, las partes que no estén bajo procedimiento en ese momento, deben estar cubiertas.Pedir que te acuestes desnuda en la camilla, está fuera de lugar.
La violencia ginecológica existe y se refiere a cuando un especialista sobrepasa los límites en la revisión física o las prácticas realizadas implican una atención o trato deshumanizado.