Este 26 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Prevención del cáncer cervicouterino, enfermedad que ocupa actualmente el cuarto lugar de causa de muerte en México.
A nivel local, aunque en esta ocasión no se llevaron a cabo acciones públicas por la veda electoral, de manera constante se realizan campañas de detección de cáncer cervicouterino y cáncer de mama.
A través de los módulos de la Secretaría de Salud, se realizan pruebas de VPH, Papanicolau, mastografía, detección de hipertensión, diabetes y obesidad
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Con ello, la dependencia exhorta a las mujeres, a hacer conciencia de su cuidado y aprovechar las oportunidades, que de manera gratuita, ofrece el sector salud, ya que el papanicolau, es una prueba noble.
Y es que a diferencia del cáncer de mama, que no se puede prevenir, sino sólo detectar a tiempo, la prueba del Virus del Papiloma Humano (VPH), es una posibilidad, para la prevención del cáncer cervicouterino y por ello, es muy importante realizarla.
También se exhorta a los padres de familia, ser conscientes y revisar las cartillas de sus hijas de 9 a 12 años de edad y valorar el vacunarlas contra el VPH, porque es lo único que se tiene, para prevenir el cáncer cervicouterino y las coberturas son realmente bajas.
Cabe señalar que en la actualidad hay diversos factores que multiplican las posibilidades de desarrollarlo, el principal y de más riesgo, es la edad temprana del inicio de las relaciones sexuales y le sigue, el número de parejas sexuales, que ha tenido una mujer, durante su vida sexual.
En este caso, el VPH, sobre todo el tipo 16 y el tipo 18, tienen alta carga de riesgo de cáncer, causantes de la gran mayoría de las lesiones cervicales de tipo invasiva, alrededor del 70%, y el resto, el 30% restante, se lo reservan otros 10 tipos de genotipos de VPH.
De ahí la importancia para las mujeres de tratarse a tiempo, para evitar el riesgo de una enfermedad, como el cáncer cervicouterino, que tanto daña a quien lo padece y a sus familias.
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¿Qué es el cáncer de cuello uterino?
El cáncer de cuello uterino es un cáncer que se origina en las células del cuello del útero. También se conoce como cáncer de cérvix o cáncer cervicouterino.
El cuello uterino es la porción final, inferior y estrecha del útero (matriz) que conecta el útero con la vagina (canal del parto). El cáncer de cuello uterino se forma, por lo general, de manera lenta a lo largo del tiempo. Antes de que este cáncer se forme, las células del cuello del útero sufren ciertos cambios conocidos como displasia y se convierten en células anormales en el tejido del cuello uterino. Con el tiempo, si las células anormales no se destruyen o se extraen, es posible que se vuelvan cancerosas, se multipliquen y se diseminen a partes más profundas del cuello uterino y a las áreas que lo rodean.
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Tipos de cáncer de cuello uterino
Los cánceres de cuello uterino llevan el nombre del tipo de célula donde comenzó el cáncer. Los dos tipos principales son los siguientes:
Carcinoma de células escamosas. La mayoría de los cánceres de cuello uterino (hasta el 90 %) son carcinomas de células escamosas. Estos cánceres, que también se conocen como carcinomas epidermoides, se originan en las células del ectocérvix.
Adenocarcinoma. Los adenocarcinomas de cuello uterino, que también se conocen como adenocarcinomas cervicales, se originan en las células glandulares del endocérvix.
El adenocarcinoma de células claras, también llamado carcinoma de células claras o mesonefroma, es un tipo raro de adenocarcinoma de cuello uterino.
A veces, el cáncer de cuello uterino tiene características de carcinoma de células escamosas y de adenocarcinoma. A esto se le llama carcinoma mixto o carcinoma adenoescamoso. En muy pocas ocasiones, el cáncer se origina en otras células del cuello del útero.