El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del desarrollo del sistema nervioso que impacta profundamente en la interacción social, la comunicación y el comportamiento, esto de acuerdo con la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones.
Esta enfermedad, se caracteriza por la presencia de conductas repetitivas e intereses restringidos que persisten a lo largo de la vida.
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Entre los trastornos incluidos en este espectro se encuentran el autismo y el síndrome de Asperger, cada uno con sus propias características específicas, pero compartiendo similitudes en cuanto a las dificultades sociales y de comunicación.
Los síntomas del TEA abarcan alteraciones en el desarrollo del lenguaje, tanto receptivo como expresivo, así como en habilidades motoras finas y gruesas.
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Las causas del TEA están vinculadas a interrupciones en el desarrollo cerebral durante etapas fetales tempranas, asociadas a defectos en genes que regulan el crecimiento y la comunicación neuronal.
Se observan, además, alteraciones en sistemas de neurotransmisores clave y en estructuras cerebrales como el sistema límbico, el tallo cerebral y el cerebelo.
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El tratamiento del TEA se enfoca en estrategias de estimulación del desarrollo y terapias de integración social, adaptadas a las necesidades individuales.
Esto puede incluir psicoterapia, como la cognitivo conductual y el análisis de comportamiento aplicado, terapia del lenguaje, psicopedagogía y, en algunos casos, manejo farmacológico para tratar síntomas asociados o comorbilidades.
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Es esencial consultar con especialistas para establecer un plan de tratamiento adecuado y personalizado, reconociendo que el TEA es una condición que requiere apoyo continuo a lo largo de la vida de quienes la experimentan.
