En el mundo médico existen un sinfín de padecimientos poco conocidos, que por su extrañeza son considerados como imposibles por quienes no tienen conocimiento, sin embargo, la realidad es que muchos de ellos afectan a una reducida porción de la población, afectando no solo su calidad de vida, sino también poniendo en riesgo su integridad.
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Una de estas enfermedades, poco conocidas por su extrañeza, es el síndrome de argiria, una enfermedad que se caracteriza por una alteración irreversible en el color de la piel, volviéndola en tonalidades azules o grisáceas, ya sea en la totalidad del cuerpo o solo en ciertas partes.
Según los expertos, es considerada como una anomalía de la piel, que se desarrolla por el contacto o la absorción de compuestos que contienen plata durante un periodo prolongado de tiempo.
Esto principalmente es más frecuente (aunque aún muy improbable) en personas que se dedican a la elaboración de joyas, minería de plata o a la ingesta excesiva de plata coloidal o medicamentos tópicos con este componente.
Uno de los casos más mediáticos de esta enfermedad es del norteamericano Paul Karasol, quien en 2007 contó cómo vivió la transformación paulatina de su rostro al tornarse de un color azul al tomar un brebaje hecho a base de plata coloidal.