Una tradición ´perdida en el tiempo’ en las pedidas de mano, ha sido el reloj de compromiso. Símbolo en el que la mujer responde con reciprocidad al recibir el tan anhelado anillo con el que formalizan que se unirán en matrimonio.
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La finalidad de este obsequio, es hacer sentir especial al prometido, tal como él busca lograrlo al dar la sortija, el cual popularmente es buscado de forma minuciosa, ante el valor sentimental que representa.
El reloj tanto como el anillo, llegaba a formar parte del patrimonio de la pareja, y ambos eran heredados por generaciones. La novia solía entregar el regalo durante la cena en que pedían su mano, y éste debía ser portado el día de la boda.
Esta práctica tuvo su origen en España, y fue adoptado por México por varios años, pero con el tiempo, tal como se han ido perdido las costumbres de las pedidas de mano, quedó sólo como un recuerdo de las generaciones anteriores.
A pesar de que no es una regla escrita, el corresponder a tu amado con ese detalle, reforzaba los lazos en la relación y sellaba con un gesto noble y de igualdad el compromiso previo a la boda.