El cicloturismo es una práctica que cada día gana más adeptos en el país, uno de ellos es Jurgen Rodríguez, joven que salió de la Ciudad de México y en su bicicleta busca realizar un viaje por toda la zona costera del Golfo de México, mencionó en entrevista a El Heraldo de Tabasco.
Sobre el cicloturismo, es una actividad recreativa, no competitiva, que mezcla el deporte, la exploración, la afición por el ciclismo y desde luego, el turismo.
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Muchos lo ven como una especie de aventura, otros como un reto personal, pero ante todo es una oportunidad para conocer otros lugares, otras culturas y otros destinos turísticos dentro de su país.
Se puede usar cualquier tipo de bici que se adapte a las necesidades, estilo de viaje y presupuesto del viajero. Se trata de un viaje en bicicleta que se realiza, ya sea solo o acompañado, por placer para descubrir su entorno y visitar otros lugares.
De igual forma, muchos lugares y destinos promueven esta clase de ciclismo para disminuir el uso de vehículos contaminantes, y en cambio, fomentar la práctica de ejercicio físico.
Además, la emergencia sanitaria despertó entre muchos jóvenes, el deseo de salir de su entorno, y en poco tiempo conocer distintos lugares, algo que no pudieron hacer en los últimos cuatro años.
Jurgen en Villahermosa
Tal es el caso de Jurgen, quien a finales de enero de este año salió de la CDMX a bordo de su bicicleta con la intención de hacer un viaje por toda la zona costera del Golfo de México.
Recientemente llegó a la ciudad de Villahermosa, Tabasco, en donde además de probar el tradicional pozol, pudo conocer lugares como el Centro Histórico, el mercado público José María Pino Suárez, y por supuesto, la obra recién inaugurada del malecón Carlos A. Madrazo, que rodea el emblemático Río Grijalva.
¿Con cuánto dinero salió Jurgen de su casa?
A sus 25 años, Jurgen salió de su casa con sólo 2 mil 800 pesos, mismos que a las dos semanas se le terminaron, por lo que tuvo que implementar un plan B, y durante su estancia en los sitios que va conociendo, toca el saxofón en las plazas públicas, y con lo que le da la gente puede continuar su viaje.
Su atuendo de explorador lo delata, ya que su bicicleta remolca una extensión donde transporta sus pertenencias, y una especie de cantimplora prehispánica que lleva en el manubrio, además de la mochila a sus espaldas, donde sobresale su casa de campaña, y sus gafas de motociclista antiguas.
“Salí de la Ciudad de México a finales de enero, este es mi primer viaje y acabo de llegar a Tabasco; me hice hasta acá 35 días, pero porque traigo 85 kilos de peso, entre mi equipo, ropa, comida y demás”, expresa a su llegada al parque Juárez, donde pregunta la ubicación de la Plaza de la Tecnología y del Centro Histórico.
”Cicloturismo es básicamente viajar con la bicicleta”
Sobre la actividad que realiza, comenta: “Se llama cicloturismo, y es básicamente viajar con la bicicleta, llevar lo necesario e ir a varios destinos turísticos”.
En este caso, viaja solo, y su decisión, más que por los simples deseos de viajar, se debió a problemas personales que tuvieron su detonante precisamente durante el confinamiento por el Covid 19.
“Lo que pasa es que yo ya sabía que existía esta actividad, pero en la capital se llevó a cabo de manera muy sofocante; fue muy complicado por la densidad de la población, entonces, desde ese tiempo estaba imaginándome ya salir de ahí, porque era un caos total; pero pasó el tiempo, hubo unas situaciones, economía grave, temas familiares personales, todo se juntó al mismo tiempo, y bueno me fui; explotó la bomba, por así decirlo y dije me voy a ir ya de plano. Así empezó todo”, relata.
¿En dónde ha estado Jurgen?
Con voz pausada y amable, el joven comparte cuál ha sido hasta ahora su itinerario:
“Ya pasé saliendo por Oriente de la Ciudad de México, para Chalco, de ahí a Puebla, atravesé el Pico de Orizaba, el Iztaccíhuatl, el Popocatépetl, entre los dos, el camino del Paso de Cortés, pura subida; de ahí a Perote, la parte desértica de Puebla, de ahí entrando a Veracruz, frío, bosque denso, mucha bajada, demasiado frío ahí; de ahí bajé hacia las costas del lado de Úrsulo Galván, Playa Roca Partida, todo ese lado de la costa de Veracruz, mucho calor, me dio golpe de calor y después seguir adelante hasta los Tuxtlas, región muy complicada, y de los Tuxtlas Catemaco, todo hacia acá a Coatzacoalcos, de ahí a Allende que enfrente hay una isla que queda pasando el río, y de ahí me fui a la carretera hacia Tabasco.
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Sobre esta tierra del trópico, que lo sorprende con una camisa de algodón grueso, negra y manga larga, reconoce que hay mucho calor, a pesar de ser temporada de invierno
“Es la primera vez que vengo aquí, nunca había venido a Tabasco”, indica.
¿Dónde duerme Jurgen?
Donde me caiga la noche; por ejemplo el día de hoy dormí en una gasolinera, pero tengo mi equipo, mi casa de campaña, lo necesario, mi estufa especial, todo lo tengo para sobrevivir, pero sí es un viaje de tipo mochilazo o mochilero.
Con habilidad, debido al peso de su carga, el joven realiza una vuelta en U en su bicicleta, para orientarla hacia la calle Francisco I. Madero, y entrar a las calles de la antigua Zona Luz.
“Son de 75 a 85 kilos de ropa, documentos, instrumento musical, en este caso es el saxofón, de hecho en Villahermosa iré a una avenida cerca de la Plaza de la Tecnología, me parece que hay buena afluencia de gente; voy un rato para sacar para el desayuno, y ahí me sigo moviendo”, expresa.
Y es que a esa hora del mediodía en Tabasco, ya empieza a apretar el calor, por lo que busca algo para tomar y comer, aunque reconoce que trae poco dinero.
“Digamos que uno sale con dinero; a mi me ganó el tiempo, me ganaron las circunstancias y logré salir con muy poco dinero; mi madre, por raro que parezca para mí, me apoya con 300 pesos a la semana, y adicionalmente toco el saxofón, muchas veces la gente me ha ayudado y así he ido costeando el viaje”, destacó.
Aunque reconoce por lo que ha escuchado, que Tabasco es un edén y debe tener muchos lugares para conocer, lamenta que no le dé tiempo para ir a varios sitios.
Jurgen tiene planeado ir a Ciudad del Carmen, Merida y Cancún
“Por lo mismo del formato que tengo de viaje no puedo en un solo día quemarlo en varios lugares turísticos, digamos que es más que nada la ruta. La idea es ir a Ciudad del Carmen, a la costa, para Mérida, Yucatán, y de ahí a Cancún, toda la costa y de regreso”.
Esta ruta espera cubrirla en mes y medio más, para poder regresar con sus familiares a la capital del país.
Le gusta la lectura y la música
De actitud desenvuelta y lenguaje instruido, Jurgen reconoce que no terminó la universidad.
“Me quedé en licenciatura, la dejé inconclusa, estudiaba Diseño Gráfico, estuve en dos universidades, pero la verdad no quería hacerlo, era algo que se me estaba imponiendo, así que lo dejé y me dediqué a otras cosas”.
Sin embargo, es asiduo a la lectura, y desde luego a la música, aunque también le atraen otras disciplinas como el tiro con arco.
“Me gusta la lectura, leía regularmente pero ahora no puedo cargar libros y no he podido comprar un dispositivo para lectura, me gusta el tiro con arco; el arco lo voy a comprar en Campeche, posiblemente, y me gusta hacer ejercicio, el dibujo, la pintura, un poquito la escritura, aunque no la he desarrollado mucho, pero pues en sí no puedo yo llevar mucho peso para estas actividades”, menciona.
Le llevó dos años armar su bicicleta
Sobre la bicicleta, platica que tardó dos años en armarla para tenerla lista para este viaje.
“La arreglé de varias piezas, es mi bicicleta, y el equipo lo tardé en comprar dos años”.
Toca el saxofón para ganar dinero
Al referirse a la forma en que costea su viaje, vuelve a hacer referencia al tema del dinero.
“Salí con 2 mil 800 pesos, pero se acabó a una semana y media dos semanas se me acabó el dinero. Por eso toco el saxofón, si como ahora llego a una zona urbana concurrida y me va muy bien, puedo llegar a sacar de 200 a 300 pesos por 10 minutos tocando”, agrega.
Reconoce también que no es muy hábil todavía con el instrumento, el cual ha ido aprendiendo a ejecutar en forma autodidacta.
“El saxofón digamos que lo sigo aprendiendo, porque es complicado tocarlo, soy aprendiz todavía, es interpretación libre, no hay play list que yo pueda tocar, soy autodidacta”, manifiesta.
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En el aspecto musical, precisa que le atrae más el blues como género, y como intérpretes escucha Erik Clapton, Billie Holiday y Martin O'Donnell, y en lo que respecta a la literatura prefiere a autores como Paulo Cohelo y Octavio Paz.
Por fortuna, en lo que lleva de su viaje y a más de 700 kilómetros recorridos, el joven no ha tenido problemas con situaciones como la inseguridad, ni con las autoridades para desplazarse y quedarse a pernoctar en cualquier sitio.
“Afortunadamente no, ya que si acampo en el exterior, tiene que ser muy rápido de modo que no me vean; si es en la ciudad generalmente es en Protección Civil y siempre pidiendo permiso para todo”.
Retoma su camino y se pierde en los pasillos de la Zona Luz
Tras unos minutos de charla, el joven cicloturista se despide y se pierde en los pasillos de la Zona Luz, donde toca algunas melodías con su saxofón y obtiene algo para comer.
Una hora y media después, circula en su bicicleta en el cruce del malecón y la avenida Coronel Gregorio Méndez Magaña, y con una sonrisa comenta que encontró el lugar y la concurrencia que buscaba para tocar su instrumento.
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“Sì, ya toqué un ratito, ya salió para la papa gracias a Dios; de aquí voy a buscar un mercadito, no ubico, para comprar unos plátanos o a ver qué”.
Así, Jurgen continúa su paso hacia la zona costera, en busca de nuevos horizontes, deseando volver con bien a casa, pero a la vez que este viaje en bicicleta le dure toda la vida.