Quien no ha disfrutado de un recién hecho huevo revuelto, con yema, frito, hervido o en cualquier otra de sus modalidades, sin pensar que estos también tienen una fecha de “frescura”, basada en la fecha en el que la gallina lo puso en una granja tras lo que siguió todo un proceso para llegar a la mesa de los consumidores, información que también se encuentra a la mano del comprador.

Y es que quizá te has percatado que algunos cascarones cuentan con un sello que además del logotipo de la compañía de origen contiene una serie de números a los cuales se les suele prestar poca atención pero que tienen importancia en el significado de los mismos, por lo que recientemente una compañía reveló lo que esta nomenclatura significa.

¿Cuáles son los datos del sello de los huevos?

Fue la empresa huevos San Juan quien incluso presentó una aplicación conocida como “Frescómetro” en la que con la introducción de los datos de los blanquillos el cliente puede saber que tan fresco o rezagado es el producto que está consumiendo a través de datos como la fecha de postura, la clave de parvada e incluso la clave de la granja.

El orden en que estos datos están registrados comienza del lado izquierdo con el logo de la empresa que es representado mediante una iglesia, seguido de la fecha de postura, la cual hace referencia al día del año en el que ese huevo se puso, comenzando con 001 para el primero de enero y terminando con el 365 para el 31 de diciembre repitiendo el serial de números año con año.

Posterior a esto se coloca el una letra utilizada para identificar la granja de origen de ese cascarón y el termina con un número que corresponde al número de parvada del que forma parte la gallina ponedora que le dio origen al huevo, información que si es consultada a través de la aplicación arroja el nivel de frescura que tiene el producto.

¿Cómo se originó la idea de marcar los huevos?

Sobre este identificador colocado en los cascarones, consisten en una tinta grado alimenticio que no afecta en ningún sentido al producto ni a quien lo consume y el cual se encuentra basado en el modelo de producción de la Unión Europea haciendo más fácil la determinación del origen del producto en caso de que un problema surja, a fin de evitar que un este se expanda.

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Así mismo este código brinda al consumidor un periodo de tiempo aproximado en el que el producto puede ser consumido sin generar problemas en la salud y si bien el formato de este puede variar dependiendo de la productora de origen, en la mayoría se utiliza la misma información, debido a que hace más identificable el producto en cada paso del proceso.

Finalmente, está idea surgió en la legislación de la Unión Europea mediante una directiva comunitaria de 1999, misma que se convirtió en obligatoria desde el año 2012, con una determinación que prohibió las jaulas individuales y obligó a aumentar el espacio para cada gallina dentro de una jaula de 550 a 750 centímetros cuadrados, orillando en países como España a necesitar de una inversión de más de seiscientos millones de euros del sector.

Publicado originalmente en El Sol de Puebla