El caldo de huesos, una antigua preparación culinaria, ha experimentado un resurgimiento en popularidad, atrayendo a seguidores de dietas como la paleo y aquellos preocupados por la salud.
Este caldo, definido como una infusión de huesos animales hervidos durante horas, ofrece una sopa densa, oscura y de sabor intenso. Este plato tiene raíces ancestrales, permitiendo a las comunidades consumir partes de animales difíciles de ingerir directamente.
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Actualmente, es posible encontrar versiones listas para consumir, aunque su preparación casera es simple. Los componentes clave incluyen: Huesos: Pueden ser de diferentes animales, preferiblemente de calidad superior, como los provenientes de ganadería extensiva y aves criadas en libertad. Verduras: Opcionales, pero comunes para agregar sabor y minerales al caldo. Zanahorias, puerro, apio y cebolla son elecciones frecuentes.
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El proceso de cocción y utensilios
El tiempo de cocción del caldo de huesos varía, generalmente superando las 3 horas hasta más de 24 horas. Las opciones de utensilios incluyen: Crockpot u olla de cocción lenta: Cocina durante 24 horas o más con bajo consumo energético. Olla tradicional: Con un tiempo mínimo de 3.5 horas, puede extenderse bajo vigilancia. Olla rápida:Reduce el tiempo a 2.5 horas, sacrificando algo de sabor y valor nutricional.
Beneficios nutricionales y consideraciones
El caldo de huesos ofrece proteínas y colágeno beneficiosos para la piel, cabello y uñas. Además, aporta minerales como calcio y magnesio, aunque en cantidades moderadas. La adición de verduras puede aumentar estos beneficios. Aunque se considera una fuente de compuestos que promueven la producción de colágeno, los expertos sugieren mantener una dieta balanceada.
En resumen, el caldo de huesos, lleno de nutrientes, es una opción que ha conquistado paladares contemporáneos mientras rinde homenaje a tradiciones culinarias centenarias.