La adquisición de moda rápida, o "fast fashion", puede ser tentadora debido a su accesibilidad y a menudo bajos precios. Sin embargo, es crucial considerar las razones fundamentales por las cuales no se debería optar por este tipo de consumo de moda.
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Las marcas de fast fashion adoptan microtendencias, lanzando nuevas colecciones de ropa cada dos semanas, por lo que desafían los esquemas tradicionales de temporada. Esta rápida renovación de tendencias, respaldada por materiales de baja calidad y mano de obra barata, fomenta el consumo desenfrenado.
A continuación, se destacan algunas de las principales razones por la que expertos no aconsejan seguir esta tendencia:
Impacto Ambiental
La producción masiva de moda rápida contribuye de manera significativa a la contaminación ambiental pues las prendas están hechas principalmente de poliéster. Además que en su elaboración hacen uso intensivo de recursos hídricos hasta la emisión de gases de efecto invernadero, la fabricación de prendas de vestir de manera rápida y a bajo costo tiene consecuencias ambientales perjudiciales. Esto de acuerdo a lo expresado por Greenpeace, quienes también sostienen que la fabricación de ropa como su lavado continuo desprende un aproximado de 500 mil toneladas de microplásticos al año en los océanos, y que si la producción continúa como se pronostica, para 2050 se triplicaría el consumo de petróleo a 300 millones de toneladas para este fin.
Condiciones Laborales Precarias
La mayoría de las marcas de moda rápida externalizan la producción a países con costos laborales bajos, a menudo comprometiendo las condiciones de trabajo de los empleados. Salarios mínimos, jornadas laborales extensas y ambientes laborales precarios son comunes en esta industria.
Algunos estudios realizados desde el derecho laboral prueban que las condiciones de trabajo afectan la satisfacción laboral que percibe el empleado; evaluado por factores como ausencia de autonomía, contenido del trabajo, violencia laboral, discriminación, ritmo de trabajo, salario, entre otros.
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Calidad Inferior
Las prendas de moda rápida suelen estar diseñadas para durar poco tiempo, fomentando así la mentalidad de usar y desechar. La calidad inferior de los materiales y la mano de obra puede llevar a una rápida obsolescencia, contribuyendo al problema creciente de residuos textiles.
Según datos de Mc Kinsey and Company, la competencia dentro del sector es sumamente desleal porque solo el 20% de las empresas líderes del sector se benefician, del 47% que registran pérdidas.
Fomenta el Consumismo Desenfrenado
El modelo de negocio de la moda rápida se basa en la rápida rotación de la mercancía, impulsando el consumismo desenfrenado. Este enfoque no sostenible contribuye a la sobreexplotación de recursos y al agotamiento de materias primas, esto según cifras de la ONU que ha calificado a la industria de la moda como la segunda más contaminante, porque la confección de ropa y calzado es responsable del 20% de las aguas residuales y del 10% de las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI)
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Falta de Transparencia en la Cadena de Suministro
Muchas empresas de moda rápida no divulgan información completa sobre su cadena de suministro, lo que dificulta la verificación de prácticas éticas y sostenibles. Esta falta de transparencia hace que sea difícil para los consumidores tomar decisiones informadas.
Problemas Éticos en la Industria
Desde el uso de pieles y materiales no éticos hasta la copia no autorizada de diseños, la moda rápida a menudo enfrenta críticas por prácticas comerciales poco éticas. Apoyar este tipo de industria puede implicar indirectamente respaldar comportamientos cuestionables.
Recuerda
Considerar estas razones puede ayudar a los consumidores a tomar decisiones más conscientes y sostenibles al elegir qué prendas comprar. Optar por alternativas éticas y sostenibles puede no solo contribuir a la preservación del medio ambiente y la mejora de las condiciones laborales, sino también a fomentar un cambio positivo en la industria de la moda.
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El reciente Pacto Verde para 2030 de la Comisión Europea plantea medidas para reducir emisiones, lo que podría afectar a sectores, incluido el textil. Aunque su cierre especulado podría tener un impacto, las empresas de "fast fashion" necesitarán ajustarse a las regulaciones y adoptar medidas para favorecer la transparencia en sus procesos.
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Aunque el panorama actual sigue marcado por el "fast fashion", cada vez más marcas y consumidores optan por prendas de mayor calidad, atemporales y duraderas. A pesar de las numerosas campañas a favor del modelo circular, aún queda trabajo por hacer para cambiar las percepciones y poner fin al desperdicio en la industria de la moda.