Para muchas mujeres, su boda es el día más importante, pues es ese día en el que puede consumar el amor que tiene hacía su pareja y es el principio de una vida juntos. Esta ceremonia está llena de rituales y costumbres, los cuales se hacen presentes a lo largo del evento, ya sea para dar buena suerte o para evitar algún desfortunio.
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Y es que aunque muchas parejas no creen en supersticiones, les parece romántico llevar a cabo algunos rituales, pues estos los acercan a su familia, les dan un momento íntimo o simplemente son divertidos.
¿Romántico o supersticioso?
Hay muchas tradiciones, como el hecho de que la novia debe llevar algo usado, algo prestado y algo azul, o que la novia debe regalarle un reloj al novio en agradecimiento por el anillo.
Otras de las costumbres es que el padre debe entregar a la novia en el altar, o que no se deben usar perlas pues atraen lágrimas, también se debe lanzar el ramo de novia para saber quién será la próxima en casarse y por supuesto, la tradición de que el novio no debe ver a su futura esposa vestida de novia.
¿Por qué el novio no debe ver a la novia antes de la ceremonia?
La tradición dicta que los novios deben de arreglarse en lugares distintos para evitar que el novio vea a su prometida antes de la ceremonia. Hay quienes señalan que esto se debe a que es de mala suerte para su matrimonio, aunque hay quienes aseguran que esto solo aplica si el vestido lleva encaje o es de corte de sirena.
Es por esto que el novio no debe ni siquiera acompañar a las novias a comprar el vestido, ni a realizar pruebas, ni ver cuando la están peinando o maquillando. Esto lo debe hacer ella con su círculo más cercano, en este caso su madre o la del novio o sus amigas.
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El oscuro origen de la tradición
En la antigüedad los matrimonios se arreglaban con fines económicos o sociales, por lo que se prohibía que el novio y la novia se conocieran antes de la boda para evitar algún tipo de rechazo que deshiciera el acuerdo.
Después de un tiempo esta tradición fue evolucionando, hasta que se creó la leyenda relacionada a que los matrimonios que habían roto esta regla habían terminado por razones desafortunadas o habían tenido un trágico destino.
Esto evolucionó hasta crear un rito en el que el novio debía descubrir a la novia del velo que llevaba en su rostro para que fuera más emocionante y emotivo.
Hoy en día la tradición depende de los novios, ya que muchos prefieren tomarse un momento previo a la boda para verse en un lugar más íntimo, hablar sobre sus sentimientos e incluso tomarse fotografías.