El martes 23 de octubre de 2007 una fuga de gas sulfhídrico fue el comienzo de una tragedia en la plataforma Usumacinta, ubicada a 18 kilómetros de la costa de Frontera Centla, Tabasco, que provocó el fallecimiento de 22 personas; trabajadores que pasaron sus últimas momentos en el mar.
Dos días antes, la estructura fue posicionada junto a otra, la tipo Sea Pony Kab-101, que era propiedad de Petróleos Mexicanos (Pemex). El motivo de la maniobra era para terminar de perforar el pozo Kab-103. La información apareció en medios de comunicación locales y nacionales, uno de los que dio a conocer la magnitud del hecho fue Contra Línea, a través del texto ‘La tragedia de la plataforma Usumancinta’.
Durante el movimiento, el armazón central de la plataforma Usumacinta impactó el árbol de válvulas, llamado también árbol de producción del 101, comenzando en ese momento la fuga. Por causas desconocidas la alarma nunca sonó, sin embargo, hubo trabajadores que escucharon hablar al personal de operación de lo sucedido, quien cerró las válvulas de seguridad de los pozos.
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Sobre lo ocurrido en esos momentos el texto consultado indica: “Nunca sonó la alarma, pero algunos trabajadores escucharon al personal de operación hablar del incidente y los vieron bajar al piso de producción a cerrar las válvulas subsuperficiales de seguridad de los dos pozos”.
Horas después ocurrían dos fugas de petróleo y gases en el pozo 121. La situación se salió de control: “Más tarde, el árbol de válvulas del Kab-121 presentó dos fugas de petróleo y gases asociados, una de ellas muy abundante porque una válvula estaba degollada”.
No había más que comenzar a evacuar al personal; la orden la dieron los superintendentes Miguel, de Pemex, y Guillermo, de Perforadora Central. Las personas serían trasladadas en embarcaciones llamadas ‘mandarinas’, que se encargarían de llevar al personal a un barco o helicópteros. Según lo planeado, de esa manera los empleados llegarían a puerto seguro. Pero la situación se tornó en un caos, debido al Frente Frío Número 4, las aguas estaban agitadas.
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Los pequeños transportes no resistieron y la fuente consultada indicó: “En las siguientes horas el lugar se convirtió en el último infierno para los 73 trabajadores. De ellos, sólo 51 sortearían el temporal”, y agregó que los informes oficiales señalaron que 6 trabajadores de Pemex, 10 de Perforadora Central, Cuatro de Servicios de Comisariado (Sercomsa), y dos del Morrison Tide (barco que participó en los miembros de rescate) perecieron ahogados.
Más allá de los reportes quedaron los testimonios de los sobrevivientes, los cuales aparecen en el sitio de Contra Línea, uno de ellos fue el de una mujer de nombre Maribel, que iba en la mandarina número 2. Tras romperse el transporte, ella pasó 21 horas en el mar, en medio de la tormenta, tiempo en el que vio como muchos de sus compañeros fueron tragados por las turbulentas aguas, algunos fragmentos de su relato son los siguientes:
“Yo le decía que se bajara porque ya no se escuchaban voces, ella tenía mucho miedo, decía que se iba ahogar. Yo le gritaba que dónde estaba, escuchaba su voz, repetía que tenía miedo, que se iba ahogar”, a quien se refería era a una compañera de nombre Carmen, que no sabía nadar. “Requisito básico para trabajar en las plataformas”.
“Después escuché que alguien tosía. Era mi amigo Juan Felipe, el lavalozas… ‘Maribel, ¿nos vamos a morir verdad?’, me decía. ‘No Juan, no digas eso’”
La joven al momento de llegar la orden de evacuación se hallaba en la zona de dormitorios. Al subir helipuerto, el lugar más alto de la plataforma, ella y sus demás compañeros fueron enterados de la fuga de gas sulfhídrico. Conforme pasaba el tiempo, se comenzó a sentir un olor a huevo podrido, indicativo de este tipo de situaciones.
Ya en el bote, el mar comenzó a moverlo bruscamente de un lado a otro. Las escotillas parchadas con silicón no resistieron y se abrieron, entrando un olor a gas y aceite, pero no fue lo más grave, la fuerza del agua volteó la mandarina. El nivel del agua aumentaba y la luz era menos. Maribel cuenta que primero escuchó la voz de algunos de sus compañeros y luego fue el silencio total.
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Pese a lo que pasaba, no perdió la esperanza, por momentos rezaba, aunque a veces lloraba. Al final, su lucha rindió frutos. Oficialmente fue la última en ser rescatada. Eran las 8:16 del 24 de octubre de 2007 cuando fue transportada en helicóptero a Ciudad del Carmen, Campeche. Se enteró que dos de sus conocidos, junto a 11 más, fueron encontrados sin vida.
Finalmente, el texto señaló que los deudos no fueron indemnizados por Pemex ni por las empresas contratistas, por lo que recurrieron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington. La exigencia fue que revisaran las circunstancias de los fallecimientos.