La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
La carretera que dirige a Parrilla fue escenario de un terrible accidente, los involucrados dos taxis y una camioneta; entre los fierros retorcidos y los cuerpos tirados sobre la carretera una mujer de blanco apareció, cuenta una persona que presenció el percance.
Una noche iba un taxi de la ruta suburbana con dos pasajeros, había salido de la terminal que se encuentra en la calle aledaña al mercado Coronel Gregorio Méndez, mejor conocido como el de la “Sierra".
Lee más: Los desorejados de Tabasco: la historia de una rebelión fallida
¿Qué provocó el accidente?
Pasaba de la media noche cuando la unidad arrancó con los dos tripulantes, uno de ellos había salido de su trabajo como mesero, tenía 15 días de haber comenzado (Esto lo sabe la persona que cuenta la fatal historia porque eran del mismo poblado).
En sentido contrario venía otro auto, traía a una mujer, tenía varios meses de embarazo. Ambos vehículos venían en su carril; en la misma dirección del auto que salió de Villahermosa una camioneta conducida a gran velocidad.
El trágico momento se produjo cuando la tercera unidad intentó rebasar al taxi, obligándolo a colocarse en la otra mitad de la carretera. Un golpe seco, después dos autos incrustados, y a unos pocos metros otro volcado.
El lugar cerca de Parrilla, un velador de una propiedad de la zona le tocó presenciar todo, este velador es quien relata los hechos. Los cuerpos de ambos carros amarillos salieron lanzados, rompieron los parabrisas, quedaron tendidos en el duro concreto, el conductor de la camioneta dentro de la cabina, sin vida.
¿Quiénes perdieron la vida?
Poco a poco comenzaron a llegar personas, habitantes de la zona y conductores que pasaban por el lugar se bajaban de sus autos. Cuerpos dispuestos en diferentes posiciones con sus extremidades dispuestas en forma contraria a su posición natural.
La sangre sobre la cinta asfáltica en toda el área donde estaban los cuerpos retorcidos. Los que pasaban por el lugar alentaban la rodada.
Aparece una patrulla, alguien informó del choque: No se sabe quién. Pero llegaron los azules, hicieron su tarea, asegurar la zona mientras llegaban las ambulancias.
¿Quién vio a la mujer de blanco?
A una distancia considerable, pero suficiente para ver todo lo que ocurría el velador también llamado vigilante, quien vio, asegura, entre los cuerpos, los curiosos, paramédicos y policías a una mujer, no era vecina, ni tampoco de este mundo.
La espectadora se paseó entre los muertos y los autos destrozados, nadie de los testigos se percató de su presencia, sólo aquel que cuenta el relato. La distinguió lo suficiente para ver su vestimenta: blanca y un velo le cubría el rostro. Su andar más daba la impresión flotar que caminar.
A pesar de llevar una especie de vestido amplio despegado del cuerpo y que le cubría los tobillos, se distinguía su complexión. era delgada de alguien joven. Se colocaba entre los fallecidos, policías, paramédicos y curiosos; nadie la vio, únicamente el que observaba a la distancia.
Ahí estuvo la aparición hasta que las ambulancias se llevaron los cuerpos, ninguno de los que se reunieron la notaron o sintieron, la conclusión que saca el velador es que era la Muerte.