Durante algún tiempo se resguardó en Tabasco una hermosa cruz de plata con grabados detallados de gran belleza. No hay muchos testimonios, sólo existe una narración en el libro "Documentos Históricos de Tabasco. Tomo I" de Francisco J. Santamaría de 1950.
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En este libro, aparece un escrito de agosto de 1949 de F. J. Córdova y Gurría (no se menciona su nombre), en donde narra que se encontraba de vacaciones en Villahermosa en el año de 1934 y un buen amigo, el historiador Ramón N. López, lo invitó a conocer una reliquia.
Narra Córdova y Gurría que el 5 de febrero de 1934, se dirigieron a la calle de Libertad (hoy Venustiano Carranza) y llegaron a una humilde casita, en donde una viejecita les mostró una cruz de plata "admirablemente labrada", con un "trabajo peculiar de artífices de otros siglos, a quienes la religión inspiraba grandes obras".
La cruz, describe, constaba de dos partes: una cruz de aproximadamente sesenta centímetros de altura y una peana (bastón o apoyo) como de setenta centímetros, sobre la que encajaba la cruz.
La peana terminaba en un tubo de plata para posiblemente encajar una espiga y llevarla en alto. En la parte media, formando un círculo, "está dividida en seis nichos, ocupado cada uno por una imagen de bulto de admirable proporción y trabajo"
En el segmento más inferior del tubo estaba grabada la inscripción que él transcribe así:
LUCA JUARES I PO HERNÁNDEZ LOADERE
I SU CUENTA EN TIEMPO DEL MESTRO I
SARON POR
JUAN DE GRIJALBA
AÑO 1682
Al parecer, la cruz fue llevada a Villahermosa entre 1931 y 1932 del pueblo de "Cucultlupa" (población que no pudimos ubicar), municipio de Cunduacán.
El mismo Córdova y Gurría escribe que en una carta de un paisano fechada el 26 de agosto de 1938, le menciona que “el dueño de la cruz de Grijalva era un hijo de aquel infortunado Juan Martínez Torruco, que se ahogó en el barco Vicente Antonio, de nombre Germán". Agrega que cuando Tomás Garrido ocupó la Secretaría de Agricultura, lo comisionó como delegado de ésta en Monterrey, y Germán la vendió al mejor postor en mil pesos."
Un amigo de Córdova y Gurría le reclamó a Germán por qué había vendido una joya de tanto valor histórico para Tabasco, y él respondió "que porque nunca le hizo una oferta concreta".
También narra que Damón N. López le contó que en 1928, encontró grabada en la peana de la cruz la inscripción: "Setiembre 8 de 1517. - Juan de Grijalva", pero esa inscripción no la halló ni en la peana, ni en la cruz cuando la tuvo en sus manos.
F.J. Córdova y Gurría es enfático al señalar que “es un deber para la patria chica, un deber tabasqueño que ama las glorias del terruño, el procurar rescatar esta joya, para cuyo efecto podrán servir de identificación tanto las fotografías que acompaño, como la copia exacta de la inscripción de la cruz".
F. J. Córdova y Gurría, en su documento afirma que le entregó todos los datos y fotos al general José Domingo Ramírez Garrido, jefe de operaciones en el estado de Tabasco en ese entonces, y que lo publicaría en el Diccionario Histórico de Tabasco, cosa que hizo sólo en dos entregas.
Se perdió posteriormente el rastro de la cruz de Grijalva.
Pregunté a muchas personas y busqué en muchos libros, sin hallar más información; Jorge Priego me orientó sobre dónde podía leer el documento original, y pude adquirir el libro del maestro Santamaría en Mercado Libre, el cual tiene solo dos ilustraciones que complementé con una foto más que encontré en archivos que hallé realizando investigaciones.
En estos tiempos en que las redes sociales y medios de comunicación llegan a todos los rincones del planeta, sería una gran hazaña poder localizar la "Cruz de Grijalva", no para quitarla a sus propietarios actuales, sino para poder tener localizada una pieza histórica de enorme trascendencia no sólo para Tabasco, sino para México.