La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy frecuente en perros. La artrosis provoca dolor, disminución del rango de movimiento articular y inflamación articular.
Se distinguen dos tipos de artrosis las primarias y las secundarias. Las primarias son de tipo degenerativo, pueden afectar a más de una articulación y son debidas a la edad y el “desgaste” de la articulación. Son las típicas artrosis de rodilla, carpo, tarso e incluso columna vertebral que también sufre la población anciana humana. Las artrosis secundarias son debidas a una mala alineación articular que ha desgastado de forma prematura el cartílago articular. Éstas se dan después de una fractura, sobretodo si ha afectado a la articulación, por una mala disposición (deslindamiento) articular: malos aplomos, o en el casa más habitual secundaria a una displasia de cadera.
1. Control estricta de la dieta: el perro debe estar en su peso ideal, si tiene sobrepeso las articulaciones sufren de forma muy importante este exceso.
- Antiinflamatorios naturales: siempre que sea posible, trataremos la inflamación y el dolor con soluciones naturales y que no conlleven efectos secundarios. Si optamos por darles fármacos, elegiremos AINES cox-2, que son antiinflamatorios no esteroideos de nueva generación con muchos menos efectos secundarios y una acción más directa en las zonas de dolor. Intentar limitar al máximo el uso de estos ya que siempre hay efectos no deseados.
- Chondoprotectores: glucosaminoglicanos, condroitín sulfato y complementos de cartílago para evitar o reducir la degeneración del cartílago articular. Ésto no tienen efectos secundarios y además son una buena prevención que evitará darles tantos antiinflamatorios en el futuro.
- Ejercicio físico regular: es muy importante no perder demasiada masa muscular. Normalmente, los perros con artrosis suelen debilitar la musculatura por falta de uso. Este debilitamiento y atrofia muscular empeorará el cuadro. Por ello es necesario mantener un buen estado muscular y hasta puede convenir realizar ejercicios de fisioterapia con la finalidad de reforzar determinados grupos musculares.
2. Protectores articulares ortopédicos: Son muy recomendables. Su función esencial es doble. Por un lado, tiene una función preventiva, ya que permiten la protección y prevención del desgaste ocasionado en el cartílago de las distintas articulaciones del perro. Por el otro, una función curativa, ya que consiguen aliviar y acelerar el proceso de recuperación de las lesiones que pueda estar presentando el mismo en la actualidad. Así, los protectores son especialmente recomendables en casos de artrosis localizadas en los codos, cadera, rodillas, carpos y tarsos. Estos soportes les darán una mayor estabilidad y mantendrán la articulación caliente. Eso les permitirá mejorar las condiciones de oxigenación y circulación de la zona afectada, reduciendo el dolor y la inflamación y contribuyendo a una mayor calidad de vida.
Cuando el perro empieza a tener problemas en las articulaciones, los síntomas más inmediatos son cojera o anquilosamiento de las zonas más afectadas. Frecuentemente, en un inicio lo detectaremos por la incapacidad del perro para completar ejercicios, el entrenamiento o alguna competición. Los protectores se utilizan también para calentar la musculatura antes del ejercicio o trabajo físico, eliminando así los riesgos de tirones y roturas fibrilares.
Con el paso del tiempo, los signos serán más evidentes y veremos las limitaciones de movimiento aún sin que hayan hecho mucho ejercicio. Es pues recomendable que usemos los protectores de codos, cadera, rodillas, carpos o tarsos desde que tengamos el primer indicio de dolor articular.