Muchos creemos que acariciar a un perro es pasar nuestra mano por encima de su lomo o acariciar su cabeza desde la frente hasta la cruz.
Pero acariciar a un perro va más allá de eso, hay formas de acariciar a un perro que pueden hacer que el perro quiera huir, o todo lo contrario caricias que hacen que el perro quiera estar contigo. Vamos a ver por partes como sería la manera correcta de acariciar a un perro.
LA PRESENTACIÓN
Para comenzar a acariciar a un perro lo primero de todo sería presentarnos. Si el perro no es nuestro y es un perro de la calle, lo primero sería preguntar a su dueño si se le puede acariciar. Pues no todos los perros tienen por qué recibir de buen agrado las caricias de un desconocido.
Una vez tengamos la aprobación del dueño para poder acariciar al perro, le invitaremos a que se acerque ofreciéndole caricias (“las caricias se ofrecen no se imponen”). Podemos ponernos en cuclillas para ser menos amenazante para el perro, o incluso ponernos de costado, esto facilitará el acercamiento para perros más tímidos o miedosos.
Si el perro es seguro, no es necesario que nos pongamos de cuclillas, simplemente nos podemos inclinar ligeramente e invitar al perro a venir.
Si vemos que el perro no se acerca a nosotros para recibir caricias, no le forzaremos, puede ser simplemente que no le apetezca ser acariciado o que sean perros miedosos o tímidos y necesiten más tiempo para confiar en nosotros.
EL LENGUAJE DEL PERRO
Que un perro se acerque y nos olisque no quiere decir que nos esté invitando a que le acariciemos, lo que está es recabando información sobre nosotros.
Un perro receptivo a que le acariciemos o rasquemos tendrá un lenguaje corporal relajado, las orejas un hacia atrás y moverá el rabo en una posición baja de un lado al otro.
LOS LUGARES
A la mayoría de los perros les gusta que les acaricien el pecho, los hombros, detrás de las orejas, en la base de la cola, debajo de la barbilla… de todos modos cada perro tendrá sus preferencias donde le gusta más que le rasquen. Nuestro deber como sus compañeros, es conocer donde le gusta a nuestro compañero que le acaricien y lo que es aún más importante evitar tocarle aquellas zonas que le incomodan.
LAS CARICIAS
Hablando sobre las caricias, algunas pueden ser agradables para nuestros perros y otras pueden que no les gusten tanto.
Los abrazos también pueden ser considerados como una amenaza, ya que impiden la opción de alejarse, al igual que los besos ya que el contacto cara con cara puede suponer una amenaza, aun en nuestros propios compañeros puede ser incómodo claro que no todos reaccionarán del mismo modo.
En conclusión, lo único que podemos hacer como mínimo es dedicar unos minutos al día para acariciar a nuestros compañeros peludos y así conocer mejor sus gustos y relajarnos junto a ellos.
Aunque haya a quién sorprenda esta afirmación no todos los perros son amigos de las caricias. Algunos por miedo a las personas, otros por un dolor físico no las reciben de buen agrado, en otras ocasiones tiene que ver con no haber elegido el momento adecuado.