Hasta hace pocos años, se creía que los gatos no eran una especie gregaria, pero investigaciones recientes han revelado que sí lo son. Una especie gregaria o especie social es aquella cuyos miembros conforman entre sí una relación estable, como por ejemplo hacen los perros dentro de sus manadas.
Más tarde, se descubrió que los guepardos y los bobcats tenían estructuras sociales únicas y, más recientemente, que la familia de los felinos domésticos (los gatos salvajes o domésticos) tiene una jerarquía social vigente. Ello tiene mucho que ver con la pregunta de cómo lograr que dos gatos se lleven bien.
Si nuestros gatos caseros son animales sociales, entonces hay que entender y respetar que establezcan vínculos jerárquicos entre ellos. Esos vínculos son, por una parte, la garantía de la armonía en la relación social y, por otra, pueden llegar a constituir una fuente de problemas cuando dos gatos compiten por un mismo recurso (algo de valor para ellos: el sofá, la atención del propietario, una zona de la casa, la bandeja de arena, etc.).
CONSEJOS PARA FAVORECER UNA BUENA CONVIVENCIA
- Presentarlos correctamente
Una de las claves a la hora de lograr que dos gatos se lleven bien es “hacerlo correctamente” a la hora de presentarlos. Para ello, lo mejor es seguir lo que los etólogos denominan un protocolo de introducción. Es recomendable separar a los gatos, durante las primeras horas o los primeros días, en estancias o partes de la casa separadas. A medida que veamos que la reacción de ambos es positiva, iremos dándoles acceso al territorio del otro.
- Bandejas de arena separadas
Otra de las pautas para lograr que dos gatos que conviven juntos se lleven bien es darles facilidades para que no tengan que competir por recursos valiosos para ellos. Por ejemplo, su bandeja higiénica. Con los comederos y los bebederos ocurre algo parecido: cada gato debe tener el suyo y, además, debe haber otro de sobra para evitar conflicto. A medida que observemos que los gatos se llevan bien, podremos retirar el comedero sobrante, así como la bandeja higiénica.
- Tiempo para la habituación
No debemos tener prisa: la inclusión de un nuevo miembro en la familia requiere de un proceso de adaptación por parte de todos. Es mejor no forzar la relación y esperar a que, de forma progresiva y natural, los gatos establezcan sus vínculos y su jerarquía social.
- Territorios delimitados para cada uno
Los felinos son animales territoriales y, por lo tanto, para lograr que dos gatos se lleven bien deberemos respetar que establezcan el territorio de cada uno. De esta manera, podría ser que observáramos que uno de ellos tiene acceso prioritario al sofá o a la cama, por ejemplo: no sube si el otro no le deja. En realidad, este tipo de relaciones territoriales forman parte de la estructura social jerárquica entre gatos y son naturales.
- Gatos de distinto sexo
La elección del tipo de gato que introducimos nuevo en la familia también es importante. Siempre es menos conflictivo tener gatos de diferentes sexos y suele ser más fácil introducir un cachorro con un adulto que un adulto con otro adulto. Aunque todo depende de cada individuo: las relaciones de afinidad entre gatos no son matemática pura.
- La esterilización puede evitar problemas
Para evitar problemas relacionados con el comportamiento sexual de los gatos, se recomienda la esterilización. Las hormonas gonadales (relacionadas con la conducta sexual) favorecen comportamientos más agresivos en machos, por ejemplo.
¿QUÉ HACER SI DOS GATOS SE PELEAN?
Lo primero es tomar las precauciones necesarias para que los gatos no se hagan daños y mantenerlos separados hasta que un experto en etología felina pueda analizar el caso y pautar un tratamiento personalizado. Si dos gatos se pelean de forma encarnizada y no sabemos cómo terminar con la riña, un cubo de agua o un manguerazo es, muchas veces, la única forma de parar la pelea. Eso sí, tras un episodio conflictivo de este tipo, debemos separar inmediatamente a los felinos y no volver a juntarlos si no es de forma progresiva y tomando las medidas de seguridad necesarias, previo asesoramiento de un etólogo.