La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
Una leyenda zoque relata que el origen de las serpientes surge de la muerte de una de ellas, que fue su sangre, que al quedar esparcida sobre la superficie, originó la aparición este tipo de reptiles; en la historia intervienen tres personajes: El animal en cuestión, un ave y una mujer, señala el texto ‘Leyendas de Tabasco’.
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Como en todo mito, el tiempo es impreciso y la historia simplemente señala que esto sucedió hace muchos años… Una anciana se encontraba caminando por los cerros, y en su trayecto se topó con dos huevos que estaban debajo de una piedra. Su belleza le llamó la atención, estuvo mirándolos y después de una larga contemplación, decidió llevarlos a su casa con el fin de empollarlos.
De su pico salía un olor fétido
De los cascarones surgieron un gavilán y una serpiente, ambos fueron cuidados con mucho amor por la abuelita; así bajo el cobijo de su madre adoptiva, crecieron. Es en esta etapa, cuando surge un inconveniente: el aliento del pájaro era desagradable; apestaba. Pese al cariño que le tenía su cuidadora, pudo más la fetidez que salía de su pico y no tuvo más remedio que pedirle dejara la casa.
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El ave se fue a recorrer el mundo y la mujer se quedó sola con la serpiente. Un día hubo un problema entre las habitantes de la vivienda y el animal mordió a la ancianita, entrando el veneno de la serpiente en su cuerpo, lo que la puso mal; llegó a pensar que moriría. Entre su desesperación llamó al pájaro; estaba arrepentida de haberlo corrido.
Los dolores eran insoportables, sentía que la vida se le escapaba; en ese momento, el gavilán, a quien le pedía auxilio, se encontraba volando cerca y alcanzó a escuchar la voz de quien le había cuidado. Entró al lugar que en algún momento fue su hogar, vió un cuerpo retorciéndose en una cama, era la dueña de aquel sitio. El veneno estaba haciendo su efecto.
Curada por el gavilán
Para fortuna de la enferma, el emplumado era experto en curar ese tipo de mordidas, y no dudó en salvarle la vida. Aún afectada, con una voz débil, le pidió perdón y que buscara a la responsable de los sucedido y se la llevara lejos, por ser tan mala. La ave emprendió el vuelo, comenzó a buscar a la serpiente, la encontró durmiendo enrollada bajo unas plantas, se lanzó en picada y con una destreza que sólo los de su especie tienen, la tomó con su pico y la levantó; voló por varios kilómetros y la dejó caer al vacío.
El impacto del alargado cuerpo con el duro suelo la hizo pedazos; al mismo tiempo, su sangre se esparció en diferentes direcciones, surgiendo muchas víboras de todas las especies conocidas por el hombre. De esta manera aparecieron en la Tierra, según esta leyenda.