Un dragón esparcía el terror en los alrededores de Roma, había acabado con la vida de personas, por lo que habitantes de la zona tuvieron que recurrir al Papa Silvestre I para que acabara con la bestia, según la “leyenda dorada” o “leyenda áurea”.
La criatura vivía en una caverna del monte Palatino, el relato indica que esto ocurrió en el siglo IV d. C.. Más de uno había encontrado su fin entre las fauces del imponente ser.
Los aldeanos recurrieron al representante del catolicismo, ya que se había encargado de una bestia similar en otro lugar.
¿Cómo dominó San Silvestre al dragón?
El pontífice se dio cuenta que la tarea era difícil, así que pidió consejo a los apóstoles Pedro y Pablo. Tras entrevistarse con los espíritus de los santos, se dirigió a la cueva, desarmado entró; únicamente llevaba un crucifijo en mano, invocaba la ayuda de la Virgen María.
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Para sorpresa de lo que presenciaban lo que hacía el Papa, el dragón se volvió manso y se dejó atar con un hilo del religioso. Los sacerdotes paganos al ver lo acontecido se convirtieron al cristianismo.
Ya amarrado el enorme cuerpo, fue arrastrado al foro romano hasta el templo de Castor y Polux, de esta edificación aún quedan tres columna estriadas corintias, y fue enterrado en ese lugar.
De acuerdo a la tradición cristiana, Silvestre I ordenó construir una iglesia para agradecer a la virgen que lo protegió, reutilizando un edificio de la época de Dominiciano.
No muy lejos del templo, León IV construyó la iglesia de Santa María Nova, actual basílica de Santa Francisca Ramona.
¿Qué es la leyenda áurea?
El relato de Silvestre I y el dragón es parte de la leyenda áurea o dorada, historias reunidas por el dominico Santiago de la Vorágine, que fue arzobispo de Génova, en el siglo XIII.
Titulada originalmente ‘Lectura sobre los Santos, la obra fue elaborada como una forma de difusión de la fe a través de imágenes vividas, más cerca de la creencia del pueblo que las parábolas bíblicas.
¿Quién fue Silvestre I?
Silvestre I (285-335) se convirtió en Papa en el 314, un año después del edicto de Milán que ponía fin a la persecución cristiana en Roma. De manera que el religioso desempeñó su encomienda cuando el cristianismo ya no era una religión clandestina.
La información que se tiene del sacerdote es poca y se confunde con la leyenda, lo que es muy habitual en el caso de santos y personalidades religiosas.
Vivió en el tiempo del emperador Constantino (272-337 d. C.). Fue Obispo de Roma en un periodo de gloria para este religión, señala Felipe Domínguez, doctor de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
“No fue un Papa que logró muchas cosas porque en ese momento el emperador tenía un gran poder”, agregó.
¿Qué fue la donación de Constantino?
Marticeli Medeiros, investigadora del catolicismo en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, indica que la famosa donación de Constatino, un documento atribuido a este emperador, es falso, sin embargo sirvió para justificar las tierras que estaban bajo el dominio del papado en la Edad Media.
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“Cuando descubrieron que se trataba de un invento medieval, en el siglo XVI, ya era tarde. El Papa ya tenía un estado pontificio: El Vaticano.