La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
Un hombre salió de cacería en la noche en busca de unos venados, pero nunca se imaginó que viviría una experiencia que cae en el terreno de lo extraño o paranormal; hasta sus últimos días, la voz que escuchó le causaba temor y desvelos. Relato que cuenta su bisnieto, quien pidió omitir el nombre de su pariente.
Una noche de verano en Macuspana, el protagonista de la historia salió de cacería, nada extraño en él, pues consideraba que cuando el sol se escondía era bueno para esto. La presa que intentaba capturar era un venado, con la intención de prepararse un salpicón, la carne de este animalito decía que era la mejor.
En la soledad de la noche
Así, cerca de las diez de la noche dejó su vivienda, se internó entre unos montazales, que le condujeron a una zona de árboles y a lo lejos unas formaciones que parecían cerros, la luna alumbraba el lugar, las estrellas se veían claramente; ese era el panorama que tenía el individuo.
Te puede interesar: Conoce la historia de la mujer de blanco de Playas del Rosario
Pese a la soledad, la cual, sólo era interrumpida por el sonido de los grillos y la luminosidad de los cocuyos \u0010(insectos parecidos a cucarachas y que brillan en la noche), nada que la noche no mostrara. Quizá este ambiente a otros le provocaría una sensación de miedo, sin embargo, al cazador le era de lo más natural, porque había pasado incontables noches en estos parajes.
Estaba atento buscando a su presa cuando escuchó el ruido del zacate, ese que se hace cuando lo aplastas. Experimentado en estas cuestiones, dedujo que se trataba de un animal de buen peso, quizá era un venado, preparó su escopeta, se fue acercando al lugar de donde vino el sonido, estaba seguro, algo había ahí, su intuición se lo decía, no podía equivocarse.
Al estar a unos metros de un montón de la yerba verde, alargada, casi le llegaba al cuello, vio que había algo detrás, sin pensarlo disparó. El estruendo creó un eco, al adentrarse entre el monte, encontró un conejo, le había dado en la cabeza, el proyectil se la destrozó, cerca de los pedazos dos pequeños objetos, semiredondos.
Una sonrisa en medio de la nada
Los tomó, al momento de hacerlo escuchó una risa, potente, parecía que se burlaba de él, esa fue la primera vez que sintió miedo en su vida, se fue inmediatamente del lugar, regresó a su casa, a su esposa le sorprendió que llegara tan rápido, normalmente, cuando salía de cacería regresaba hasta el día siguiente. Pálido, le contó a su pareja la experiencia, ella lo que le recomendó, no salir en la noche, porque no sabía qué espíritus malignos deambulaban en la oscuridad.
Lee más: La dama del camino: Cosas extrañas pasan en la Huimanguillo-Cárdenas, aseguran conductores
Así lo hizo, pero esos dos pequeños objetos, los guardó, comentó en una ocasión a su hijo que se habían convertido en una especie de amuleto, ya que al salir de cacería siempre venía con un venado, claro, ahora esto lo hacía en el día. Esas pequeñas piezas con el tiempo se perdieron, cuenta el bisnieto, sólo se llegaron a conocer por los relatos del señor.