La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
Una anciana se aparece en el panteón central de Comalcalco en las madrugadas del 1 de noviembre, la fecha de los difuntos pequeños y la víspera de la llegada de las ánimas. Se dice que la aparición está condenada a penar por haberle quitado la vida a sus hijos.
El relato, como muchos de este tipo, indica que ocurrió hace tiempo sin precisar el año, día o década; simplemente cuenta el hecho. El ente (por llamarle de alguna manera) se aparece en el portón del camposanto.
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¿Qué atrocidad cometió la llorona de Comalcalco?
Una mujer llorando es lo que se escucha a la distancia, la intensidad del lamento hace suponer una gran pena y, sin conocer los motivos, quienes escuchan el sonido escalofriante, son invadidos por una tristeza, como si aquel quejido diera a entender que se debe a una tragedia.
La tradición oral cuenta sobre un acto atroz que cometió en vida esta alma que no puede encontrar el descanso eterno, y es difícil que lo consiga, porque atentó contra lo más sagrado: La inocencia de sus menores hijos.
Así es, esta persona en vida era madre de unos pequeños, a quienes les quitó la vida. No se sabe qué la llevó a cometer tan fatal acto, ¿acaso el mal le susurró al oído la idea y se abalanzó sobre ellos hasta matarlos? Eso no se sabrá; lo único que conecta lo que la gente cuenta con la realidad, es la leyenda misma, sin fundamentos, claro está, pero que se ha convertido en una parte más del imaginario colectivo.
¿Qué sucedió después de haber cometido el atroz acto?
Después de cometer el acto, como si volviera en sí, se dio cuenta de lo que había hecho, y no pudo soportar la imagen de ver los cuerpecitos tirados; entonces, les prendió fuego, y junto a ellos, la madre fue devorada por las llamas.
La historia no termina ahí, la continuación está en el más allá; los cielos le impusieron como castigo penar y ser escuchada por los vivos, para que conocieran su lamento, el cual es un recordatorio de la atrocidad que cometió.