Las leyendas que narran la fusión entre personas y animales no son una novedad, estando presentes en prácticamente todas las mitologías del mundo, incluida la mexicana.
La siguiente versión de esta leyenda de la mujer serpiente de Tabasco, no tiene mucho que ver con la mujer serpiente del Grijalva, que ya les contaré en otro momento.
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La mujer serpiente de Tabasco, es una entidad popular que se considera más como una protectora de la región selvática o una deidad dentro de la cosmovisión maya, que como una fuente de temor o terror.
La historia de la mujer serpiente se remonta a tiempos prehispánicos cuando la luna en las tierras tabasqueñas duraba toda la noche y los ríos eran grandes serpientes vivas y traslúcidas que jugaban con los peces de su interior.
Aquí surge la historia de Naab una hermosa mujer con poderes sobrenaturales, que se transformaba en una serpiente para salvaguardar las tierras de su pueblo.
Su imagen ahora es representada bajo una figura femenina, vestida con una falda acampanada de volantes, cuyo significado eran los 7 planetas del sistema solar y los siete días de la semana. Llevaba los pechos desnudos, y en sus manos alzadas posee una serpiente y sobre su cabeza se sienta un jaguar.
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Ambos animales en la religión maya eran sagrados y el llevar un jaguar en la cabeza, significa que a esa persona se le debía rendir respeto y veneración, en cuanto a las serpientes que acompañaban a Naab, se dice que hacen referencia a la vida y a la muerte, ya que esta diosa significaba principio y fin de las cosas.
Cuentan los relatos que esta mujer serpiente antes de ser una deidad fue una princesa mortal en la cultura Maya que habitaba en medio de la selva, aunque no hay registros claros sobre la familia a la que pertenecía o la ubicación exacta donde se desarrolla la leyenda.
Dicen que la princesa, paseaba un día por la selva cuando fue atacada por un jaguar que deseaba alimentarse de ella, pero ella aunque podía defenderse sola, decidió no hacerlo pues servir a un jaguar era un privilegio en su familia, así significara la muerte misma.
En ese momento, un joven guerrero de otra estirpe, la vió y la rescató, asesinando al jaguar, y curando las heridas a la princesa, creándose así un vínculo profundo entre ambos.
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A pesar de este acto valiente, la princesa fue maldita por su familia por haber levantado la mano en contra del sagrado Jaguar, que era el símbolo de guerra de su estirpe y permitir que el guerrero lo asesinara. Así que por los poderes que la familia tenía la convirtieron en una gran serpiente que viviría eternamente, y que solo tendría la capacidad de verse como mujer en ciertas noches de luna llena.
Su transformación la convirtió en una deidad
A pesar de la metamorfosis de Naab, el guerrero siguió amándola y cuidándola, convirtiéndose en su protector constante, los dioses al ver la tragedia de los jóvenes decidieron actuar con justicia, pero como no podían deshacer la maldición en Naab optaron por hacer que el guerrero nunca envejeciera.
Incluso el señor jaguar los perdonó y como regalo le dio a Naab la habilidad de hacer crecer los cultivos para alimentar a su pueblo y al joven guerrero la habilidad de transformarse en un jaguar negro de modo que pudiera acompañar a su amada en sus recorridos.
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Convertida en guardiana de la selva, Naab, la mujer serpiente se erigió como protectora de la naturaleza y el pueblo, las mujeres mayas comenzaron a dejarle regalos cuando no podían concebir o para que los partos resultaron exitosos.
Se dice que para llamarla dejaban cestas tejidas afuera de sus casas con alimentos de la selva y gallinas cocinadas de modo que tanto Naab como el guerrero tuvieran una buena cena y así prosperaran a sus familias.
Las familias mayas también le buscaban cuando surgían amenazas como plagas o invasiones enemigas, y dicen que si se le alimentaba bien ella emergía de las profundidades de la tierra donde tiene su hogar, para enfrentarse y preservar su tierra.
Este rasgo de la personalidad de Naab se parece mucho a la relación de los mayas con los aluxes, quienes protegían los campos, la casa y la comunidad, cuando los humanos le rendían homenajes mediante sacrificios y ofrendas, estos como agradecimiento procuraban por su defensa.
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La leyenda de la mujer serpiente Naab ha perdurado de generación en generación en Tabasco, siendo aún una narrativa popular en la cultura maya mexicana. Su presencia se refleja en diversas expresiones artísticas como pintura, escultura y literatura, convirtiéndose en un símbolo femenino arraigado en la valentía y protección del amor y la familia.