Cuentan que hace muchísimo tiempo, cuando los dioses estaban creando al mundo, los indígenas yokot´anob de Tabasco, no conocían remedios curativos para sus enfermedades, la labor del tejido, los días buenos para sembrar, los métodos de parto y fertilidad, entre otras cosas. Es por eso que la diosa Ix Bolon, compadecida del pueblo yokot´an, baja de las montañas y convive con los hombres para enseñarles su sabiduría. Era muy joven y hermosa entonces, cuando habitó en la tierra de los yokot´anob.
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Es esta diosa quien le enseña los pueblos indígenas de Tabasco a utilizar las plantas medicinales, a saber los días propicios para sembrar, tejer y modelar el barro para la alfarería, a saber los métodos de parto y fertilidad, aprovechar el maíz, y sobre todo, a utilizar la magia para hacer el bien.
Cuentan que cuando ella encontraba a algún animal herido lo curaba, y siempre cuidaba de los jaguares y murciélagos, ya que ellos eran sus criaturas preferidas. Por las tardes acostumbraba a bañarse en las aguas tibias de las playas, ríos y lagos, y a peinar sus cabellos negros como la obsidiana con un peine de oro.
Un día, la diosa fue visitada por el padre de un niño que había nacido muerto en un parto, y éste le suplicó a la diosa le devolviese la vida a su hijo. Ella, compadecida, le devuelve la vida al bebé pero con la condición de que no será un hombre cualquiera ya que al utilizar sus poderes heredó al niño la habilidad de un murciélago, la fuerza de un jaguar, mucha sabiduría y el don de utilizar la magia para hacer el bien y combatir a los brujos o sa´a´taya´, dedicados a hacer el mal.
Este es el origen de los Aj Zutz´ Balëm. Así pasó un tiempo, hasta que un hechicero le roba el peine de oro a la diosa para apropiarse de su poder y ella, molesta, se retira de este lugar y se dirige al fondo del mar, donde ya envejecida, habita todavía.
Su enojo y su ausencia fue tan terrible para el pueblo yokot´an que las calamidades cayeron a este lugar. Es así, como los chontales empezaron a sufrir inundaciones, ciclones, sequías, enfermedades, epidemias, plagas y por último, la llegada de los conquistadores y con ello, la decadencia para los yokot´anob.
Sin embargo, los conocimientos que la diosa dejo a su paso por estas tierras han sido de gran utilidad para indígenas chontales, quienes a su vez, creen que la diosa todavía vive en el fondo del mar, y que cada noche refleja su imagen de anciana tejiendo, en la luna.
Doña Bolon, como la conocen los chontales, aseguran también que todas las noches los Aj Zutz´Balum la visitan en su casa en el fondo del mar, y que algún día retornará a este lugar para recuperar su peine de oro y con él, su belleza y juventud. Entonces volverá a proteger a los jaguares, murciélagos y manatíes, y vivirá para siempre con todos sus nietos; los Aj Zutz´ Balëm, combatiendo a los brujos y hechiceros que utilizan la magia para hacer el mal.