Hoy daremos un breve recorrido por la historia de “La Rama” una tradición que se celebra en los estados de Veracruz (de donde obtiene su origen), Oaxaca y Tabasco, aunque con los años se ha ido extendiendo a lo largo de la península que corresponde a Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Lee más: Recuerdan el legado de Norma Cárdenas en El Atelier
En esta tradición niños, jóvenes y adultos cortan una rama de algún árbol la cual posteriormente es pintada con cal y adornada con algodón y elementos de papel como cintas, escarcha, faroles, adornos navideños y todo lo que el ingenio infantil puede aportar.
Según el Investigador de la cultura Yokot’an, José Francisco Jiménez Reyes, en el texto realizado para el sitio web Detabascosoy destaca que este ritual se suele realizar a partir del día 16 hasta el 24 de diciembre, aunque en algunos municipios se puede extender hasta el 5 de enero. Muchos de los adornos que se utilizan en La Rama suelen ser hechos totalmente a mano, incluso utilizando materiales reciclados como sonajas, aros de alambre, corcholatas, latas metálicas, semillas o piedras.
Además, los niños que realizan el recorrido casa por casa suelen llevar una caja, que por lo general es una caja de zapatos, donde dentro de ella colocan pequeñas imágenes de barro de la virgen María y san José simulando un pequeño pesebre.
Según la costumbre se suele salir a partir de las 6 de la tarde, antes de que caiga la noche y aunque es una tradición más para los niños, algunos adultos suelen acompañarlos en sus recorridos.
Algunos portan velas en sus manos, sonajas o cualquier instrumento músical que les sirva como acompañamiento. Una vez que comienzan con su recorrido van de casa en casa preguntando si querían recibir la raa, en caso de que les dijeran que si, cantaban la tradicional canción de la rama: “Naranjas y limas, limas y limones, más linda es la virgen, que todas las flores”.
Además, esta canción solía acompañarse de otras, como por ejemplo la marimorena, arre borreguito o los peces del río, entre otros cánticos navideños que acompañaban el recorrido.
Una vez que terminaban con los cantos en cada casa, se despedían con el verso “ya se va la rama muy desconsolada o agradecida”, todo dependiendo del dinero o los dulces que se les daba. Normalmente con el dinero que reunían hacían una pequeña posada para los participantes o en todo caso se repartían el dinero.