En marzo del 2011 la planta nuclear de Fukishima se vio afectada por un gran terremoto al oriente de Japón. Este fenómeno natural ocasionó un accidente en la central nuclear considerado como grave. Más de 10 años después miles de empleados siguen con labores de desmantelamiento y descontaminación debido a la acumulación de agua contaminada. Recientemente se dio a conocer una nueva propuesta para solucionar este problema: verter agua radiactiva de Fukushima en el Pacífico para la próxima primavera. ¿Debemos preocuparnos? ¿Por qué? Te contamos todo sobre esta idea.
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Así como lo escuchas, el plan para verter aguas residuales de las ruinas de la planta nuclear de Fukishima en el océano parece estar más cerca de aprobarse en la tierra del sol naciente. La propuesta aprobada como proyecto de ley por el gabinete japonés en agosto del año pasado dio otro gran paso el pasado miércoles tras la decisión de la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) de Japón de permitir una Período de comentario público de un mes sobre el plan.
La NRA dará la aprobación oficial del plan para seguir adelante el próximo año después de que finalice el período de comentarios públicos el 18 de junio.
En caso de que la propuesta tenga luz verde, se espera que el agua irradiada comience a verterse en el océano a partir de la primavera del 2023 luego de recibir un tratamiento por parte de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO).
Entre los muchos problemas que dejó el desastre de 2011 en Fukushima, TEPCO ha tenido que encargarse de cientos de tanques que contienen más de 1,25 millones de toneladas de agua contaminada utilizada para enfriar los reactores durante el incidente.
El plan para descargar el agua contaminada en el mar ha generado controversia tanto para la población local como para algunas partes de la comunidad internacional, debido a los temores sobre el impacto que puede tener en los ecosistemas y la salud humana.
Sin embargo, varias revisiones y estudios han sugerido que el plan es seguro. La Agencia Internacional de Energía Atómica analizó la propuesta a principios de este año y concluyó que Japón ha hecho un buen progreso con su descarga de agua planificada, pero aún quería ver más información antes de que se implemente.
El agua contaminada se trata para eliminar la mayoría de los elementos radioactivos, dejando atrás el tritio, una de las dos versiones radioactivas del hidrógeno. Si bien el tritio es tóxico, ocurre naturalmente y los expertos dicen que la cantidad en el medio ambiente será insignificante cuando se diluya en todo el océano. Solo se considera uno de los radionúclidos menos dañinos; es tan inofensivo, de hecho, es lo que se pone en los relojes de pulsera para que brillen en la oscuridad.
Publicado originalmente en El Sol de La Laguna