La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
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La ira de una diosa provocó el infortunio de los chontales y convirtió las aguas en pantanos. El nombre de esta deidad: Ix Bolón. Según se cuenta en el documento Leyenda de la diosa Yokot'an Ix Bolón, trabajo de investigación de José Francisco Jiménez Reyes.
El texto refiere que la historia enmarcada entre los mitos y leyendas da cuenta que este personaje comparte un lugar privilegiado entre los dioses creadores del pueblo Yokot'tan, precisa que se le relaciona con la luna, la noche, el frío y la pesca.
Entre los episodios que se cuentan, están dos que muestran su lado iracundo, propiciado por la acción humana. En uno de ellos, se menciona que en Tucta, Nacajuca, habitó entre los chontales, en ese tiempo era joven y bella. Cierto día cuando se bañaba en un río los pobladores la fueron a espiar, se encontraban escondidos entre la maleza y las piedras, pero el canto de los pájaros la alertó, entonces se escondió entre las aguas. Llena de furia hizo que estos lugares se volvieran pantanosos.
Otro episodio en el que los seres humanos la hicieron enojar, surge en las comunidades de Vicente Guerrero, Centla, y de Nacajuca. El mito refiere que poseía un peine de oro y un brujo se lo apropió, quizá para arrebatarle su poder. La diosa llena de furia se retira hacia el mar de Centla donde, ya envejecida habita todavía, señala el documento mencionado líneas arriba. Agrega: Su enojo y su ausencia propician el infortunio de los chontales: la llegada de los conquistadores, enfermedades, epidemias y decadencias.
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En ella encontramos la dicotomía de la vida y la muerte, por un lado se le relaciona con la fertilidad, dueña de los espíritus de hombres y animales, en contraparte es señora de la muerte en Simón Sarlat, Centla.
Además, la describen como una mujer joven y bella de cabellos oscuros y largos adornados con flores de popal, con los pechos descubiertos y una falsa red. De acuerdo a pobladores de Tucta y Mazateupa, descendía de las alturas en las noches de luna creciente para escuchar a su pueblo y bañarse en las aguas de Tabasco.
El texto también muestra su lado benefactor, a través de otro relato de la zona chontal de Ignacio Zaragoza, Centla, al indicar que le gustaba caminar a la luz de la luna por la orilla de los ríos y lagunas acompañada de un pequeño conejo, bendiciendo la siembra y propiciando la crianza de los animales de pluma.
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Finalmente, en su aspecto de deidad castigadora se hacía acompañar de una culebra, su ganado son el manatí y el pejelagarto.