La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
Cuenta un hombre que una sombra se le apareció cuando era niño en su casa; sus ojos rojos como la sangre aún los recuerda, y no se explica cómo apareció en la puerta de la vivienda de su vecina.
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Aquel día, el menor de edad se encontraba escuchando un disco de acetato de The Beatles en la sala de su casa; el objeto circular negro giraba en un estéreo que ocupaba una parte del librero donde había objetos decorativos y unas enciclopedias, y a cada lado unos bafles, con dos bocinas cada uno, de tamaño considerable.
Para la época era lo último en tecnología, aunque si el aparato es comparado, ahora, con un celular, quizá este tenga mejor sonido. La vivienda donde ocurrieron los inexplicables acontecimientos, se encontraba en el Pueblo Mágico de Tapijulapa, Tacotalpa; en el tiempo de los presuntos hechos paranormales, el lugar aún era designado como sitio turístico. Sin embargo, la comunidad ya contaba con cierto encanto, que contrastó con lo que a continuación se cuenta.
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El niño estaba descansando en una hamaca colocada en el recibidor de la casa y a pocos metros, pero en la sala, se encontraba el estéreo, reproduciendo un tema de la banda inglesa. La música le daba cierto tono ameno al ambiente, el cual fue interrumpido de pronto cuando se detuvo el sonido. El jovencito se paró de donde se encontraba descansando, lo primero que pensó, es en una falla eléctrica, comprobando que no había tal desperfecto al encender uno de los interruptores de la sala y ver que un foco se iluminaba.
Al dirigirse al aparato, vio que el botón del volumen, uno grande y redondo, se encontraba en lo mínimo; alguien lo había manipulado, pero era imposible, ya que el infante era el único que se encontraba en esta parte de la vivienda; además, nadie de su familia se acercó en ese momento.
A la extraña situación, se sumaron unas voces, el jovencito al ponerles más atención las ubicó en el cuarto de sus padres. Las palabras eran suaves, y entre ellas alcanzó a oír su nombre. Como si una fuerza lo invadiera y controlara sus movimientos, el niño caminó y entreabrió la puerta.
Pese al miedo que sentía, algo o alguien le impedía irse, y ese extraño poder que lo manipulaba, hizo que dirigiera la vista a la ventana del lugar, flanqueada por unas cortinas floreadas, que comenzaron a moverse levemente por el viento que entraba. La corriente de aire hizo sentir frío en las piernas del infante; fue en ese momento que comenzó a formarse una nube en la ventana hasta convertirse en una silueta negra.
La curiosidad pudo más y abrió por completo la puerta y se acercó a la sombra, la cual era de un hombre con sombrero. Metió su mano entre la intensa oscuridad, desapareciendo en ella, retrocedió el brazo para cerciorarse que su extremidad aún la tenía. Todavía no salía de su asombro, cuando al mirar el rostro, pudo ver unos ojos rojos, como la sangre.
Después, lo único que recuerda esta persona es que estaba llorando en la puerta de la casa de su vecina, y ésta le daba de cachetadas para que se tranquilizara. Sus familiares al ser informados de lo que le había sucedido al niño, comenzaron a buscar lo que le espantó, sin embargo, nada encontraron.