El relato que nos comparte Gemma Luna, hace referencia a un hecho que ocurrió en la ciudad de Villahermosa, una tarde de enero de 2003. Algo que presenció no sólo ella, sino también su hermana y su novio. Un misterioso niño acompañaba al taxista en que se dirigieron a casa; sin embargo, al bajar no había tal niño, y el taxista argumentó que en ningún momento lo llevó en el trayecto como copiloto.
“Fue una tarde del día 6 de Enero del año 2003. Cuando íbamos de manera casual mi hermana mi novio y yo, a comprar juntos la tradicional rosca para celebrar el día de Reyes. Nos dirigimos a Chedraui, y compramos la respectiva rosca, además del tradicional chocolate y la leche para acompañar.
“Nos dirigimos juntos los tres a esperar el taxi que nos llevaría de regreso a casa. Cuando de pronto le hicimos la parada a un taxi y ese se detuvo. Nos preguntó nuestro destino, y respondió diciendo súbanse.
“Los tres nos subimos en la parte trasera del taxi, pues notamos que al lado del chofer venía sentado un niño. Al llegar el momento de pagar y descender de la unidad, le preguntamos al taxista donde estaba el niño que venía adelante con él, a lo cual el taxista respondió sorprendido diciéndonos que no venía ningún niño en ese asiento, que nosotros habíamos sido los únicos que habíamos venido como pasajeros en el recorrido.
“El hecho llamó mucho nuestra atención, ya que no sólo yo vi a ese niño, si no también lo vieron las personas que me acompañaban”.