En las diferentes culturas existen títulos para el curandero nativo, el médico, brujo o chamán. En México, particularmente, los hechiceros tienen una historia rica y fascinante ya que emplean hierbas y conocimientos prehispánicos para hacer lo que hacen, están rodeados de misticismo y aunque sus historias son conocidas, quienes saben no hablan mucho de esto.
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En Yokot’an los nombres de los terapeutas tradicionales aluden características y lugar que ocupan dentro de un sistema jerárquico de terapeutas, donde pueden haber hasta 20 tipos de curanderos, según los estudios de la antropóloga Daniela Maimone que ha estudiado este tema en particular en Tabasco. Pero en esta historia interesa uno en particular El Aj Chiriya o hacedor de maldad.
Este tipo de curandero, puede hacer enfermar gravemente a una persona hasta llevarla a la muerte, por encargo de otra persona o porque el mismo quiera, y para lograrlo puede visitar la casa de la víctima tomando la forma de animales alados, mamíferos grandes o criaturas que no son exactamente animales pero tampoco humanos.
Tal vez la característica visible para reconocerlos es que aunque son animales no pierden características humanoides por completo, por ejemplo tienen una mirada fija y distinta de la de los animales, pueden sentarse como los humanos, emiten sonidos que parecen palabras humanas y a veces caminan en dos patas aunque sean de cuatro patas, según la creencia pueden transformarse en animales, generalmente en gatos, búhos, lechuza, mariposas negras o perros, jaguares y caballos.
Quienes alguna vez miraron a un nahual, dicen que su característica más obvia es que no tienen orejas ni cola, que de alguna manera no son posibles de conseguir durante la transmutación de los hechiceros en estas criaturas.
Se dice que los hacedores de maldad por lo general se transmutan para cazar animales que necesitan para hacer sus brebajes, acosar a las mujeres u hombres de los que se han enamorado, o para vigilar a las víctimas, también en Tabasco hay historias sobre algunos animales extraños que se han acercado a sus casas cuando alguna mujer acaba de dar a luz.
Los Aj Chiriya pueden ser hombres o mujeres, que en algún momento de su vida descubren que traen el don o el conocimiento para practicar la hechicería, pero en algunos casos son conscientes desde pequeños porque son dones hereditarios que son transmitidos de generación a generación.
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Aunque también se dice que algunos han accedido a estos dones mediante pactos con seres del inframundo o dioses antiguos de los Mayas que tienen el poder para repartir a los humanos de acuerdo a sus deseos, siempre y cuando estos hombres y mujeres se comprometan a realizar ciertos trabajos para ellos o les realicen alguna ofrenda.
Según la creencia estos tipos de curanderos tienen prohibido decir que pueden convertirse en animales porque eso le llevaría perder el don, además estarían propensos a ser vigilados y perjudicados por las demás personas. Pues se cree que si es lastimado en esa condición de animal el Aj Chiriya no podrá regresar a su forma humana.
Entre otras curiosidades sobre este tipo de brujo se menciona que pueden utilizar su forma de animal para hacer rituales sagrados, entrar en trances profundos y en el caso de algunos animales nocturnos, descifrar misterios que solo ojos de animal pueden ver.