La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.
Unos seres fantásticos han llegado hasta nuestros días a través de los relatos orales, cuyos poderes sobrenaturales, provenientes de la oscuridad, les permitían hacer el bien o el mal, eran conocidos como los hechiceros mayas yokot´an o por su nombre genérico: el Ajts’ a’ taya. El texto que los describe lleva su nombre y fue escrito por el Historiador y Cronista yokot’an de Centla, Plácido Santana Hernández y se encuentra en el sitio DeTabascoSoy.
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El Ajts’ a’ raya obtiene sus padres del inframundo y las tinieblas
"Este gris personaje - así lo describe el texto- obtiene su poder leyendo libros de magia y adivinación escritos en la lengua yokot’an“. El conocimiento lo adquiere del Manap, una deidad que gobierna el inframundo y las tinieblas, a quien le ofrecen sacrificios y oscuros rituales. Es una representación del mal, aunque el escrito en cuestión no lo mencione como tal. Cuando pactas con él, le tienes que entregar el alma de un ser querido.
El Ajts’ a’ taya está entre los límites de la carne y lo sobrenatural, porque es algo en lo que las personas -no todas- se quieren convertir. El título es una especie de brujo-sabio que deberá ser sometido al análisis de otro hechicero. "Las personas al transformarse en Ajts’ a’ taya recurren a un anciano hechicero consolidado, quien examina si tiene la capacidad de practicar la magia y hechicería".
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No todos los hombres son aptos para convertirse en Ajts’ a’ raya
Siguiendo el camino del mito y la leyenda, se cuenta que aquellos no aptos que practican las artes oscuras, pueden terminar desquiciados. "... Ya que en caso contrario, podría afectar sus facultades mentales". Otro aspecto interesante es que está implícito en este camino de descubrimiento cierto elemento relacionado con el sacerdocio: el celibato.
"Se afirma que se adquieren las prácticas y conocimiento estudiando más de 20 años, tiempo en el cual debe conservar un celibato. El matrimonio puede contraerse una vez concluida la iniciación". Los poderes que estos seres tenían -sin olvidar que son parte de una creencia- son los siguientes:
- Ejercer la adivinación
- Curar espantos y mal aires
- Hacer tratos con el Yumká
- Transformarse en bolas de fuego o quitarse la piel para convertirse en toros, perros, lechuzas, nauyacas, murciélagos o jaguares, todos color negro.
Realizaban curaciones
La creencia se funde con los límites físicos, al ubicar a estos personajes en un lugar específico: el trópico tabasqueño. "... Así lo dejaron escrito los exploradores y antropólogos extranjeros, Frans Blom Petersen y Oliver La Farge que pasaron en Tabasco en 1925".
Los expertos en su estancia por estas tierras iban acompañados por un guía yokot’an de nombre Lázaro. Según el texto de Santana Hernández estos fueron testigos de curaciones que realizaban en esos lugares.
Hombres de gran poder
Hombres con grandes poderes, aplaudían y tenían fortuna, se adentran a lo profundo de las montañas, llegan a lo más alto de los cerros, o cuevas, para realizar pactos, ofreciendo sangre de niños, temen a la sal, salen a media noche y regresan a las 3 de la mañana, entre otras, se dice de ellos. Además tienen su contraparte femenina: "Si son mujeres se les dice Ixts’ a’ taya" . En general son considerados malos.
Tal es era poder, que ingenieros recurrían a ellos para que pidieran permiso a la tierra de extraer petróleo. Los relatos sobre ellos son muchos pero no dejan de ser una parte de lo que cuenta la gente: "La fantasía y el sincretismo popular (...) entrelazan mitos con la realidad".