Tabasco puede convertirse en un desierto como ocurrió en una región de África que era cubierta por grandes extensiones de vegetación y la actividad humana, como los incendios y la deforestación pueden contribuir para este drástico cambio.
De acuerdo a estudios hace 6 mil años el desierto de Sáhara, el mayor del mundo era una pradera cubierta de vegetación. Por su parte en Tabasco predomina la vegetación acuática, le siguen en importancia las selvas húmedas. Hacia el este y oeste se localiza la sabana y bordeando las lagunas se distribuye el manglar; las selvas se ubican al sur. De la superficie estatal, más de 64% es de uso agrícola, donde destaca la siembra de pastizales para el alimento del ganado, según el INEGI.
Entonces, por un lado, tenemos a una superficie que en algún momento fue abundante en árboles y cuerpos de agua, pero que actualmente es una zona desértica. Mientras que el territorio tabasqueño se encuentra como hace 6 milenios el Sáhara. Por lo que es una posibilidad que la entidad se convierta en un lugar de altas temperaturas y difícil para la vida.
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Cabe señalar que la zona del África en cuestión presentó cambios por cuestiones naturales, ya que las oscilaciones del eje de la Tierra hicieron que esta gran extensión, donde hubo muchas áreas verdes, se convirtiera en un arenal, y en Tabasco la actividad humana puede ser un factor para que el territorio se convierta en desierto.
A esta diferencia, se le conoce como desertización y desertificación; en el primer caso, las causas del deterioro en un ecosistema son por cuestiones naturales, como sucedió en el Sáhara; el segundo, la actividad humana es la provoca el drástico cambio.
¿Se puede evitar la desertificación?
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la ONU se encuentra el ODS 15 cuyo objetivo es proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, detener e invertir la degradación de las tierras, combatir la desertificación y frenar la pérdida de biodiversidad.
La solución a escala local para frenar la desertificación es una gestión sostenible de los recursos naturales, en especial la conservación de los suelos fértiles y de los recursos hídricos. En ese sentido, algunas de las claves que pueden ayudar a evitar la desertificación son:
Impulsar una planificación coordinada de los usos del suelo que incluya la gestión de los recursos hídricos y de las actividades ganaderas y agrícolas.
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Preservar la cubierta vegetal, que tiene un papel clave en la protección del suelo ante la erosión del viento y el agua, construyendo barreras y estabilizando dunas.
Impulsar la educación sobre el cambio climático para aumentar la concienciación, mostrando en concreto las consecuencias de la desertificación y las formas de prevenirla.
Apostar por la agricultura ecológica y por ciertas prácticas sostenibles, como los cultivos de cobertura o de rotación, que evitan la erosión del suelo y previenen la sequía.
Apostar por la reforestación para regenerar la cubierta vegetal, reactivar la circulación de humedad y generar biodiversidad.
Impacto de la actividad humana en Tabasco
Un dato que muestra el impacto de la actividad humana es lo que sucede en los Pantanos de Centla, donde solo se conservan el 5% de sus selvas originales, debido a la deforestación e incendios que se han registrado en las últimas décadas, señaló el titular de la Comisión Estatal Forestal (Comesfor), Carlos Miguel García Bojalil. El funcionario estatal refirió que, de acuerdo a los datos históricos, la Reserva ecológica sufrió una deforestación del 95 por ciento.
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Lo anterior como consecuencia de la tala clandestina, la explotación de carbón natural y los incendios forestales, así como la captura furtiva de especies en peligro de extinción.
Con información de José Pérez