/ miércoles 12 de octubre de 2022

El mar comienza en las alcantarillas

La contaminación por basura es uno de los mayores riesgos ambientales que sufre el planeta en la actualidad

Hoy en día no sólo los vertederos y contenedores están llenos, sino que también los océanos y los sistemas de desagüe están saturados de residuos, en su mayoría plásticos.

Esto trae consigo grandes problemas a nivel ambiental y social, siendo algunos de ellos las inundaciones en las ciudades y la pérdida de biodiversidad en los mares.

De acuerdo con los especialistas, si la cantidad de basura que llega a los océanos sigue aumentando, para 2050 existirán más plásticos que peces en los mares.

El mar es el último eslabón de una cadena de lugares a los que llega la basura. El camino que recorren los residuos hasta llegar al océano es muy largo e inicia desde las grandes ciudades.

Cada botella, colilla o envoltura que es desechada en lugares públicos o fuera de los contenedores es arrastrada hasta las alcantarillas de las ciudades, las cuales por lo general desembocan en los océanos.

“El problema de la basura que llega a los océanos tiene dos orígenes muy concretos: Los ríos y lagos, y las alcantarillas. Ambos son lugares que desembocan al océano, que no debería tener presencia de basura”, explicó en entrevista con El Sol de México Jerson Arana, especialista en Gestión Integral de residuos sólidos urbanos y residuos de manejo especial.

De acuerdo con especialistas, esas “fugas” de plástico vienen de un sistema lineal que inicia desde las zonas más altas y hasta los mares.

Es decir, los materiales que son desechados en cuerpos de agua como ríos y lagos siguen su curso hasta llegar a los océanos, lo que no sólo produce contaminación en los mismos, sino también en todas las zonas naturales por las que pasó ese desecho.

Como se mencionó, los ríos son una de las principales fuentes de basura que llega a los mares y cuatro de los que más contaminantes están en el continente asiástico, los cuales en conjunto suman más de 594 kilos de basura al mar cada año.

La mayor parte de los residuos que terminan en los océanos se comienzan a descomponer de manera lenta, lo que genera un problema aún más grave: los microplásticos.

Dichas partículas miden menos de cinco milímetros y quedan estancadas en los giros oceánicos, lo que provoca manchas de basura flotante como la del Pacífico Norte, la más grande del mundo, que mide 1.6 millones kilómetros cuadrados y un peso que alcanza las 80 mil toneladas.


El problema no sólo es del mar

Además, las alcantarillas acumulan grandes cantidades de basura diariamente, lo cual genera grandes problemas ambientales, sociales y económicos.

A menudo, los residuos que no se gestionan de una manera adecuada terminan en los drenajes y provocan obstrucciones en el desagüe.

Dichos materiales impiden que el agua que ingresa a la red de alcantarillado siga su flujo, lo que provoca grandes acumulaciones durante las lluvias y por ende inundaciones en las zonas urbanas.

Dichas inundaciones pueden provocar pérdidas que van desde lo material hasta las pérdidas humanas o de patrimonio.

De acuerdo con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México entre 35 y 40 toneladas de basura se vierten en las alcantarillas de forma diaria, las cuales generan el 60 por ciento de las inundaciones de la ciudad.

Todo esto provoca afectaciones al sistema de saneamiento de aguas y por ende es un atentado contra la salud humana y ambiental.


Mala gestión de residuos

Los especialistas señalan que la mala gestión de residuos en las zonas urbanas y rurales es una de las mayores causantes de esta problemática.

“Hoy en día no existe una buena gestión de residuos y esto genera que la basura se estanque en las coladeras, jardines o parques”, añadió Arana, quien además es Co-Fundador de la Red Alianza para la Conservación Biológica e Identidad Cultural.

Lo anterior provoca daños no sólo ambientales, sino también a la salud de las personas, ya que están expuestas a sustancias tóxicas, las cuales también pueden atraer insectos y otro tipo de bacterias, las cuales pueden provocar enfermedades.

“La falta de gestión también hace que la basura llegue a las aguas residuales, las cuales llegan a los océanos. Es decir; toda esa contaminación que estamos produciendo se la estamos dejando al océano y a sus especies”, explicó.

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la mala gestión de residuos a nivel mundial genera el 80 por ciento de la basura acuática que es recogida de las playas y océanos de manera anual.

Según advierte un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el plástico representa la fracción más grande y dañina de todos los desechos de procedencia humana que terminan en los océanos, sumando el 85 por ciento del total.

Una de las consecuencias ambientales de la mala gestión es la destrucción parcial o total de los hábitats, y con ellos sus especies.

“Que los mares estén llenos de este material puede traer más problemas de los que nos imaginamos, porque aún no sabemos las consecuencias que puede traer que los peces estén comiendo plástico. Sin embargo, no cabe duda de que esto va a tener afectaciones graves para todos”, alertó Jerson Arana.


Afectaciones a las especies

Para llegar al punto en que las especies del mar ya se ven afectadas por la mala gestión de residuos, el problema es mucho más grave de lo que parece.

Algunas de las afectaciones que las especies marinas pueden llegar a sufrir son ingestión, laceraciones, alteraciones fisiológicas e incluso la muerte.

Esto puede provocar que las especies sufran alteraciones genéticas o modificaciones en su comportamiento, lo que a la larga, puede provocar la extinción de algunas de ellas.

Lo anterior generaría un desbalance en las cadenas alimenticias de los océanos, lo que traería consigo un desajuste ambiental , social y económico para todo el mundo.

“La extinción de especies por contaminación de los mares sería un escenario catastrófico en el que todo el sistema se vería afectado en el que incluso la economía de las familias que viven de la pesca o del turismo se vería en juego”, alertó Arana.


Hay mucho por hacer

Solucionar el problema de la contaminación por basura en los mares no sólo depende de las empresas o gobiernos, sino de todos.

Desde acciones como no tirar una colilla de cigarro en la calle, hasta asistir como voluntario a limpiar las playas, son acciones que contribuyen a que esta problemática disminuya y en un futuro no muy lejano pueda desaparecer.

“Debemos de comenzar con nosotros mismos y no pensar sólo estoy tirando una botella, porque millones de personas pueden pensar lo mismo y así es como se generan las grandes cantidades de basura. El cambio comienza desde acciones individuales “, puntualizó Arana.

Asimismo, diversas organizaciones públicas y privadas realizan de manera periódica limpiezas en playas y mares para remover los materiales que ya se encuentran en dichas zonas.

Bajo este contexto, desde 2018, el 16 de septiembre fue proclamado el Día Mundial de la Limpieza, el cual tiene como objetivo que de forma masiva, las personas acudan a áreas naturales como ríos, mares, playas y bosques a recoger la basura que encuentren.

Hoy en día más de 191 países participan en este movimiento y en 2020 participaron más de 20 millones de voluntarios.

Esta iniciativa tiene un enfoque especial a la limpieza de los mares y va de la mano con el proyecto de la ONU: Mares limpios, al cual ya se han unido más de 69 países desde 2017.

Otra iniciativa es GIoLitter, la cual es impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) y la Organización Marítima Internacional.

Esta tiene el objetivo de prevenir y reducir la contaminación marina y conservar los océanos de manera sostenible.

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Hoy en día no sólo los vertederos y contenedores están llenos, sino que también los océanos y los sistemas de desagüe están saturados de residuos, en su mayoría plásticos.

Esto trae consigo grandes problemas a nivel ambiental y social, siendo algunos de ellos las inundaciones en las ciudades y la pérdida de biodiversidad en los mares.

De acuerdo con los especialistas, si la cantidad de basura que llega a los océanos sigue aumentando, para 2050 existirán más plásticos que peces en los mares.

El mar es el último eslabón de una cadena de lugares a los que llega la basura. El camino que recorren los residuos hasta llegar al océano es muy largo e inicia desde las grandes ciudades.

Cada botella, colilla o envoltura que es desechada en lugares públicos o fuera de los contenedores es arrastrada hasta las alcantarillas de las ciudades, las cuales por lo general desembocan en los océanos.

“El problema de la basura que llega a los océanos tiene dos orígenes muy concretos: Los ríos y lagos, y las alcantarillas. Ambos son lugares que desembocan al océano, que no debería tener presencia de basura”, explicó en entrevista con El Sol de México Jerson Arana, especialista en Gestión Integral de residuos sólidos urbanos y residuos de manejo especial.

De acuerdo con especialistas, esas “fugas” de plástico vienen de un sistema lineal que inicia desde las zonas más altas y hasta los mares.

Es decir, los materiales que son desechados en cuerpos de agua como ríos y lagos siguen su curso hasta llegar a los océanos, lo que no sólo produce contaminación en los mismos, sino también en todas las zonas naturales por las que pasó ese desecho.

Como se mencionó, los ríos son una de las principales fuentes de basura que llega a los mares y cuatro de los que más contaminantes están en el continente asiástico, los cuales en conjunto suman más de 594 kilos de basura al mar cada año.

La mayor parte de los residuos que terminan en los océanos se comienzan a descomponer de manera lenta, lo que genera un problema aún más grave: los microplásticos.

Dichas partículas miden menos de cinco milímetros y quedan estancadas en los giros oceánicos, lo que provoca manchas de basura flotante como la del Pacífico Norte, la más grande del mundo, que mide 1.6 millones kilómetros cuadrados y un peso que alcanza las 80 mil toneladas.


El problema no sólo es del mar

Además, las alcantarillas acumulan grandes cantidades de basura diariamente, lo cual genera grandes problemas ambientales, sociales y económicos.

A menudo, los residuos que no se gestionan de una manera adecuada terminan en los drenajes y provocan obstrucciones en el desagüe.

Dichos materiales impiden que el agua que ingresa a la red de alcantarillado siga su flujo, lo que provoca grandes acumulaciones durante las lluvias y por ende inundaciones en las zonas urbanas.

Dichas inundaciones pueden provocar pérdidas que van desde lo material hasta las pérdidas humanas o de patrimonio.

De acuerdo con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México entre 35 y 40 toneladas de basura se vierten en las alcantarillas de forma diaria, las cuales generan el 60 por ciento de las inundaciones de la ciudad.

Todo esto provoca afectaciones al sistema de saneamiento de aguas y por ende es un atentado contra la salud humana y ambiental.


Mala gestión de residuos

Los especialistas señalan que la mala gestión de residuos en las zonas urbanas y rurales es una de las mayores causantes de esta problemática.

“Hoy en día no existe una buena gestión de residuos y esto genera que la basura se estanque en las coladeras, jardines o parques”, añadió Arana, quien además es Co-Fundador de la Red Alianza para la Conservación Biológica e Identidad Cultural.

Lo anterior provoca daños no sólo ambientales, sino también a la salud de las personas, ya que están expuestas a sustancias tóxicas, las cuales también pueden atraer insectos y otro tipo de bacterias, las cuales pueden provocar enfermedades.

“La falta de gestión también hace que la basura llegue a las aguas residuales, las cuales llegan a los océanos. Es decir; toda esa contaminación que estamos produciendo se la estamos dejando al océano y a sus especies”, explicó.

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), la mala gestión de residuos a nivel mundial genera el 80 por ciento de la basura acuática que es recogida de las playas y océanos de manera anual.

Según advierte un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el plástico representa la fracción más grande y dañina de todos los desechos de procedencia humana que terminan en los océanos, sumando el 85 por ciento del total.

Una de las consecuencias ambientales de la mala gestión es la destrucción parcial o total de los hábitats, y con ellos sus especies.

“Que los mares estén llenos de este material puede traer más problemas de los que nos imaginamos, porque aún no sabemos las consecuencias que puede traer que los peces estén comiendo plástico. Sin embargo, no cabe duda de que esto va a tener afectaciones graves para todos”, alertó Jerson Arana.


Afectaciones a las especies

Para llegar al punto en que las especies del mar ya se ven afectadas por la mala gestión de residuos, el problema es mucho más grave de lo que parece.

Algunas de las afectaciones que las especies marinas pueden llegar a sufrir son ingestión, laceraciones, alteraciones fisiológicas e incluso la muerte.

Esto puede provocar que las especies sufran alteraciones genéticas o modificaciones en su comportamiento, lo que a la larga, puede provocar la extinción de algunas de ellas.

Lo anterior generaría un desbalance en las cadenas alimenticias de los océanos, lo que traería consigo un desajuste ambiental , social y económico para todo el mundo.

“La extinción de especies por contaminación de los mares sería un escenario catastrófico en el que todo el sistema se vería afectado en el que incluso la economía de las familias que viven de la pesca o del turismo se vería en juego”, alertó Arana.


Hay mucho por hacer

Solucionar el problema de la contaminación por basura en los mares no sólo depende de las empresas o gobiernos, sino de todos.

Desde acciones como no tirar una colilla de cigarro en la calle, hasta asistir como voluntario a limpiar las playas, son acciones que contribuyen a que esta problemática disminuya y en un futuro no muy lejano pueda desaparecer.

“Debemos de comenzar con nosotros mismos y no pensar sólo estoy tirando una botella, porque millones de personas pueden pensar lo mismo y así es como se generan las grandes cantidades de basura. El cambio comienza desde acciones individuales “, puntualizó Arana.

Asimismo, diversas organizaciones públicas y privadas realizan de manera periódica limpiezas en playas y mares para remover los materiales que ya se encuentran en dichas zonas.

Bajo este contexto, desde 2018, el 16 de septiembre fue proclamado el Día Mundial de la Limpieza, el cual tiene como objetivo que de forma masiva, las personas acudan a áreas naturales como ríos, mares, playas y bosques a recoger la basura que encuentren.

Hoy en día más de 191 países participan en este movimiento y en 2020 participaron más de 20 millones de voluntarios.

Esta iniciativa tiene un enfoque especial a la limpieza de los mares y va de la mano con el proyecto de la ONU: Mares limpios, al cual ya se han unido más de 69 países desde 2017.

Otra iniciativa es GIoLitter, la cual es impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) y la Organización Marítima Internacional.

Esta tiene el objetivo de prevenir y reducir la contaminación marina y conservar los océanos de manera sostenible.

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