Discutir durante la cena de Navidad o Año Nuevo, ¿por qué es tan común y qué tan malo es?

Es común que las familias tengan roces y malos entendidos durante las reuniones de Navidad, pero, ¿cuándo es válido comenzar a discutir sin pensar en cómo te puede afectar a ti y a los demás?

Itzia Rangole | El Sol de Tampico

  · viernes 23 de diciembre de 2022

Las cenas de Navidad y de Año Nuevo son un momento para reunir a la familia y convivir, hacer un balance del año vivido, mientras se disfrutan de ricos platillos. No obstante, en ocasiones los malos entendidos, los pleitos, los gritos y los desacuerdos toman el control de la mesa. Discutir en estas fechas, ¿puede afectar tu salud mental?

Perder el buen talante, cundir ante el mal humor y actuar motivado por pensamientos y sentimientos radicales, no es una buena idea. En declaraciones de la psicóloga Ana Lucas, para el periódico español ABC, las riñas y controversiales durante las reuniones familiares muestran una mala gestión de emociones, mal manejo de crisis y falta de habilidades de comunicación.

¿Por qué es común que se den peleas durante las cenas en familia?

En ocasiones, la familia no es un grupo de apoyo ni un refugio donde resguardarse de las adversidades del mundo exterior. Por el contrario, son una fuente de frustración y de tristeza.

Es difícil aceptarlo, pero a veces donde deberías sentir paz y amor, sientes impotencia y malestar. Hay familias donde algunos miembros son agresivos y crueles con sus semejantes.

La Organización Mundial de la Salud (ONU) sostiene que la violencia es un problema de salud pública de enorme magnitud, el cual afecta a todos los países. Repercute de manera directa y negativa en la salud mental, originando síntomas de depresión y de ansiedad, además de propiciar el desarrollo de conductas de riesgo, como consumo de drogas y prácticas sexuales imprudentes.

Existen distintos tipos de violencia, el código penal mexicano reconoce al menos cinco formas:

  • Psicológica
  • Física
  • Patrimonial
  • Económica
  • Sexual

La violencia psicológica incluye, entre otros aspectos, los insultos, las burlas, la indiferencia y el menosprecio reiterado.

Por su parte, la violencia física implica causar daño corporal a alguien a través del uso de la fuerza. La violencia sexual conlleva intimidación, acoso, hostigamiento, abuso y violación. Además, la violencia patrimonial y económica hace referencia a robo, desvío o amenazas en torno al tema del capital.

Bajo ese panorama, es muy difícil que los miembros de una familia puedan sentarse a convivir en paz, porque es claro que uno de ellos, la víctima o el victimario, en cualquier momento va a explotar.

¿Qué debo hacer ante una discusión en plena cena de Nochebuena o Año Nuevo?

Entonces, si la violencia es un fenómeno común en la humanidad y perder la compostura no es una opción, ¿debo sentarme a la mesa y fingir que todo está bien, mientras sonrío? No. Ningún experto en salud mental aconseja reprimir u ocultar las emociones, por el contrario, se busca que las personas sean capaces de explicar su estado de humor de manera asertiva.

Sin embargo, si una vez explicitó el motivo del rechazo o la frustración hacia uno o varios miembros de la familia, la persona continúa siendo ignorada y su malestar es minimizado, lo mejor es tomar distancia del entorno. El mismo consejo aplica en caso de detectar un ambiente de violencia familiar. Lo primero es buscar ayuda.

Entonces, no, discutir y explotar en medio de una cena de Navidad o de Año Nuevo, no es sano ni es correcto, pero tampoco es válido ni prudente permanecer en un ambiente donde tu salud mental (o física) se ve dañada. Sea cual sea la decisión que tomes, vas a vivir con las consecuencias de tus actos. En este momento, ¿cuál es la mejor decisión que puedes tomar? Detente a pensar qué es lo mejor para ti.

Publicado originalmente en El Sol de Tampico