El siguiente relato nos lo comparte nuestra lectora Milagros de Guadalupe Luna, hechos que ocurrieron en una casa ubicada en el fraccionamiento Bosques de Saloya, perteneciente al municipio de Nacajuca.
Y aunque muchos podrían atribuir el hecho a la llamada “parálisis del sueño”, Mily, como la llaman cariñosamente, afirma que no se trató de tal fenómeno, sino que en realidad, era un ente de otro mundo.
“Estaba durmiendo, de pronto desperté y no podía moverme, mi cuerpo estaba inmovilizado totalmente a excepción de mis ojos, sentía un gran miedo porque a lado de mi cama alcanzaba a ver de reojo un gran bulto negro, quería gritar pero mi lengua la sentía enredada y torcida hacia atrás. Aparte ningún sonido pudo salir de adentro de mí. Volví a intentarlo y nada, yo gritaba con todas mis fuerzas pero mi voz no salía".
“Al recordarlo mi piel se eriza porque lo que nunca olvido es que mientras quería salir corriendo y gritando pero no podía, en mi oído izquierdo alguien me hablaba en otro idioma que yo no conozco. No sé que es lo que me decía, pero sí sé que estaba tratando de amedrentarme por el tono que usaba".
“La voz era como de esos duendes malos que salen en las películas. Gruñones. Pero créanme que en esa ocasión no era chistoso. Era horrible, se sentía horrible, yo me sentía impotente porque eso, (lo que quiera que haya sido) me estaba dominando y me estaba haciendo sentir algo espantoso. Aparte al mismo tiempo ahí seguía ese bulto grande que no alcanzaba a distinguir bien, que estaba por mis pies".
“Entonces, cerré mis ojos y lo que pensé fue en rezar el padre nuestro,y gracias a Dios fue la única forma en que pude moverme. Abrí los ojos y me levanté de mi cama, no quise voltear a ver nada, sólo salí de mi cuarto y me fui al de mi abue y le dije lo que me había pasado. Ella junto conmigo fue a ver y obviamente no había nada".
“Ya me ha pasado esta situación de despertar paralizada y es horrible. Estas entidades de bajo astral te impiden hablar para hacerte sufrir un rato. Es mejor guardar la calma".
En la segunda ocasión que me ha sucedió no podía recordar el padre nuestro. Te hacen jugarretas esos entes”.
Al recordarlo mi piel se eriza porque lo que nunca olvido es que mientras quería salir corriendo y gritando pero no podía, en mi oído izquierdo alguien me hablaba en otro idioma que yo no conozco