A quién no se le antoja una cerveza bien fría o mejor aún una michelada, la cual es considerada como la madre de las mezclas, en las que se ve involucrado este producto de la cebada, pues puedes añadirle desde limón, jugo de jitomate, gomitas, mariscos, cacahuates, papas, chapulines, cueritos, ostiones, carne, fruta, apio y hasta un chile en nogada.
Tal es el nivel de importancia de esta bebida que el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana la define como una bebida preparada con cerveza clara u oscura, en un vaso escarchado, con jugo de limón, sal y chile en polvo, además de salsas sazonadoras, inglesa y picante.
¿Cual es la historial del origen de la michelada?
De acuerdo con los maestros cerveceros, este es un invento netamente mexicano, que, pese a que tiene un origen difuso, se le atribuye a Michel Esper en San Luis Potosí; de acuerdo con la historia, este hombre solía frecuentar el Club Deportivo Potosino, el cual fue fundado en 1940, hasta que en la década de los 70, se le ocurrió pedir algo refrescante que parecía más cercano a una limonada, pero con cerveza.
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A esta bebida se le añadió no sólo limón, sino también sal y hielo, misma que fue consumida con un popote de una copa llamada chabela, tal fue el éxito de esta bebida que cobro popularidad en el lugar, al grado que comenzó a ser pedida como “michelada”, en una combinación al hombre que la pidió y a la copa en la que fue servida.
Incluso en décadas recientes Miche Mix, empresa especializada en mezclas para hacer esta bebida, compartió una entrevista que le realizaron al propio “genio” de esta bebida; el propio Esper afirma que en aquel entonces disfrutaba de ir a dicho club para jugar tenis y fue un día, después haber acudido a una fiesta, que llegó con lo que describe como “una sed salvaje”.
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A esta situación se conjuntó el hecho de que el cantinero, de nombre Fidel Saldívar Cárdenas, era su amigo, por lo que sin temor le dio una cerveza que no estaba fría, por lo que Esper pidió un vaso jaibolero con dos hielos, un limón y un salero, para preparar la mezcla a su gusto, a la cual incluso le agregó salsas al gusto, bebida de lo que le duró medio vaso para un trago.
Mi chela helada, la otra historia de esta bebida muy mexicana
Pero esta no es la única teoría sobre el origen de las micheladas, pues otra de las historias se remonta hasta los años 50, cuando se acostumbraba tomar cervezas a temperatura ambiente tanto en Europa como en México, pero no en Estados Unidos, donde le agregaron hielo o eran refrigerados los envases, por lo que recibieron el nombre de chilled beers.
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Esta costumbre se dice que fue adquirida por los estados del norte de México, agregándole a esta bebida algunos ingredientes más, además de que cambiaron el nombre chilled cambió por “chelada”, para después convertirse en “mi chela helada” y finalmente en “michelada”, aunque de esta versión sólo se puede confirmar que no era común tomar bebidas o alimentos fríos.
Ya sea en San Luis Potosí o en el norte de México, lo cierto es que no hay quien no disfrute de una michelada para las temporadas de calor, ya sea por una reunión con familiares, amigos o pareja o simplemente por el mero antojo de sentir esa explosión de sabores en el paladar.
Publicada originalmente en El Sol de Puebla