Conoce la leyenda del fantasma que cuidaba un tesoro en Teapa

Un fantasma o alma en pena cuidaba unos cántaros llenos de oro en Teapa, y unas monjas al parecer los encontraron; riqueza que las monjas gastaron en viajes

José Gómez | El Heraldo de Tabasco

  · viernes 14 de julio de 2023

Una leyenda tiene como protagonistas a unas monjas y un fantasma o alma en pena, que al parecer cuidaba cántaros llenos de oro, que posiblemente fueron hallados por las religiosas. El lugar donde ocurrió esta historia es en Teapa. Foto: Archivo | El Heraldo de Tabasco

La siguiente historia forma parte de la tradición oral del estado de Tabasco, bien puede tratarse de una pieza de ficción o pertenecer al imaginario popular. Algunos de los relatos que aquí publicamos son dados por verdaderos entre quienes afirman haberlos vivido, sin embargo, en la presente sección simplemente difundimos estos contenidos para que nuestros queridos lectores pasen un rato entretenido.

Una leyenda tiene como protagonistas a unas monjas y un fantasma o alma en pena, que al parecer cuidaba cántaros llenos de oro, que posiblemente fueron hallados por las religiosas. El lugar donde ocurrió esta historia es en Teapa.

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El relato se remonta a los siglos XIX y XX, uno llegaba a su fin y el otro estaba por comenzar. Una familia de mucha riqueza y gran prestigio tenía un predio allá por el camino real de Teapa. En el terrero existía una casa que habitaba Lorenzo Casanova, hombre respetado y admirado por los lugareños, a tal grado que se refirieran a él como ‘don’ antes de decir su nombre y apellido.

A cargo de esta escuela de monjas estaba una mujer entrada en años de nombre Teresita, y fue ella quien se dio cuenta de que en la noche pasaban sucesos paranormales Foto: Archivo | El Heraldo de Tabasco

Junto a don Lorenzo, el resto de la familia Casanova vivía en este lugar, pero como todo mortal, el gran señor pasó a mejor vida, y los parientes decidieron dejar la propiedad a la educación de unas monjas. El edificio que eran de dos plantas, el segundo nivel fue acondicionado como dormitorio y en la parte baja estaban las aulas. En el día todo transcurría con normalidad, pero en la noche sucedían cosas extrañas.

A cargo de esta escuela de monjas estaba una mujer entrada en años de nombre Teresita, y fue ella quien se dio cuenta de que en la noche pasaban sucesos paranormales; pasos, cadenas arrastrando, lamentos, y cosas por el estilo ocurrían a diario, a las que la anciana se habituó y llegó un momento en que ya ni las tomaba en cuenta.

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Entre las cuestiones extrañas estaba una luz que se veía salir de una parte del predio donde había unos árboles de mango Foto: Archivo | El Heraldo de Tabasco

En una ocasión, de un cuarto salían unos ruidos y la mujer se atrevió a mirar entre las rendijas de la puerta, y lo que vio fue un hombre esbelto, entrado en años, con una barba prominente y vestido de forma elegante. Al parecer era el espíritu de don Lorenzo.

Entre las cuestiones extrañas estaba una luz que se veía salir de una parte del predio donde había unos árboles de mango; la luminosidad en tonos azules y violetas estaba en un mismo lugar hasta que se desvanecía. Quienes aseguraban haber visto el fenómeno, decían que en el lugar se encontraba un tesoro enterrado.

Doña Teresita, que sabía de la posible riqueza, nunca se atrevió a desenterrarla por temor a que el guardián del tesoro se le apareciera y le pidiera algo a cambio, como su alma. El asunto quedó en simple conversación.

Doña Teresita, que sabía de la posible riqueza, nunca se atrevió a desenterrarla por temor a que el guardián del tesoro se le apareciera y le pidiera algo a cambio, como su alma. El asunto quedó en simple conversación. Foto: Archivo | El Heraldo de Tabasco

Las monjas viajaban muy seguido a la capital del país, esa fue una de las razones por la que contrataron a la mujer para que cuidara la casona. Entre los pobladores comenzó a circular un rumor que el oro enterrado en la propiedad alguien lo había sacado, y la gente decía que las monjas se habían atrevido a hablar con el cuidador de los cántaros que contenían monedas hechas con el metal dorado.

El supuesto tesoro fue gastado por las mujeres en sus constantes viajes, y con el tiempo lo relatado quedó como una leyenda, y el lugar se convirtió en el Colegio Teapa, aunque se dice que parte del tesoro sigue enterrado ¿Te atreverías a comprobarlo?