Este miércoles por la tarde Claudia Mijangos conocida como la Hiena de Querétaro salió del Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan en la Ciudad de México en la que estuvo recluida tras su sentencia de 30 años de prisión por el asesinato de sus tres hijos.
De acuerdo con información de la subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México al Cereso acudieron familiares a quienes fue entregada Mijangos.
Por la mañana de este miércoles, el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de Querétaro, Antonio Ortega Cerbón señaló que por el diagnóstico de salud mental, deberá continuar con revisiones y un tratamiento médico.
“El familiar puede tomar esa decisión de hacerse responsable, llevarla con ella y ya que la tiene ahí hacerse responsable de que se le suministre el medicamento y llevarla a los estudios”, recalcó.
"La Hiena" cumple su condena
Hace 30 años la sociedad queretana se estremeció con uno de los crímenes más conmovedores e inimaginables que una madre pudiera cometer. Aquel 24 de abril de 1989, Claudia Mijangos, una mujer de sociedad con creencias católicas muy arraigadas asesinó a sus tres hijos, Claudia María de 11 años, Ana Belén de 9 años y Alfredo de seis años.
Fue sometida a exámenes neurológicos en los que se le diagnosticó epilepsia del lóbulo temporal con perturbación de la personalidad tipo paranoide, enfermedad conocida hoy como esquizofrenia y considerada en ese entonces y a la fecha como incurable. De ahí que se le aplicó una medida de seguridad de 30 años por el triple filicidio.
El 10 de septiembre de 1991 fue trasladada al área psiquiátrica del reclusorio de Tepepan en la Ciudad de México, donde permaneció los últimos 28 años en supervisión médica con tratamiento y donde finalmente cumplió la condena que se le impuso.
Sin embargo, será el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Querétaro, José Antonio Ortega Cerbón, quien dé por cerrado el caso judicial, pero tocará a las autoridades médicas del sistema penitenciario
Lo cierto es que Claudia Mijangos, salga o no libre, vivirá condenada para siempre, ya que además de que su padecimiento no tiene cura, las enfermedades mentales aún tienen el estigma de la sociedad.
Mijangos deberá estar seis meses en vigilancia
Alrededor de seis meses por lo menos en vigilancia médica tendría que estar Claudia Mijangos, luego de haber cumplido su condena de 30 años por el filicidio de sus tres hijos, para que las autoridades médicas pudieran determinar si es o no liberada.
Así lo señaló en entrevista con Diario de Querétaro el doctor Omar Rangel Cupa, médico especialista en Psiquiatría, quien dijo que la esquizofrenia es una enfermedad crónica que no tiene cura, afecta los pensamientos y la conducta del sujeto que la padece, provocando alucinaciones auditivas (voces) e ideas falsas (que se perciben como verdaderas).
De ahí, dijo, algunos de los factores que tendría que cumplir para que fuera liberada serian:
1. No tener ningún tipo de psicosis como alucinaciones e ideas delirantes
2. Alteraciones en la conducta, irritabilidad y agresividad.
3. Tener buen juicio en la toma de decisiones
4. Remisión clínica de seis meses sin este tipo de características, ningún tipo de síntoma ni de disfunción.
5. Un familiar responsable de vigilar su conducta y toma de medicamentos
Masacró a sus hijos con un cuchillo luego se acostó con ellos; así fue la matanza
Primero atacó a Alfredo, con un cuchillo y le amputó la mano izquierda, después a Claudia María, a quien apuñaló seis veces y finalmente a Ana Belén le dio una puñalada en el corazón. Luego arrastró los cuerpos ya sin vida de sus hijos a la recámara principal, los colocó en su cama y se acostó junto a ellos.
La escena que presentaba la casa parecía sacada de una película de horror. El piso de la sala y las escaleras que iban hacia la planta alta estaban manchados de sangre, al igual que el pasillo entre la recámara principal, la recámara del pequeño Alfredo, la recámara de las niñas y el baño.
Claudia fue interrogada y, según narró en aquella época, no recordaba lo ocurrido, sólo que unas voces le decía que lo hiciera. Tras las investigaciones concluyeron que presentaba problemas psicológicos, por lo que se determinó, luego de algunos estudios, que en el momento de la tragedia no se encontraba en buen estado de salud mental-emocional.
Se le sentenció a 30 años de prisión. El 10 de septiembre de 1991 fue recluida en el área psiquiátrica del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan en la Ciudad de México, donde en junio de 2019 cumplirá su condena y será liberada.