La Informática y la Historia se unieron para descifrar una carta encriptada, cuya antigüedad data de mediados del siglo XVI. Su contenido reveló un poco más de las relaciones políticas de la época en Europa.
Los encargados del proyecto dieron a conocer el meticuloso trabajo que llevaron a cabo en Nancy, Francia. En esta región ubicada al oeste del país se encontraba el documento, era parte de la colección de la biblioteca Stanislas.
A partir de tener el escrito en sus manos, los investigadores tardaron seis meses en conocer su contenido. De esta manera el laboratorio Lorenés de Investigación e Informática (LORIA) y la Universidad de Picardia unieron esfuerzos para tal empresa.
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¿Cómo se enteraron de la existencia de la carta?
En 2019, Cecile Pierrot, criptógrafa de LORIA, se enteró de la existencia de una misiva codificada de Carlos V, conocido también como Carlos I de España (1500-1558), durante una cena, en la que una simple conversación inició todo.
Pese a tener conocimiento del asunto, la investigadora no le dio importancia, pensó que se trataba de una leyenda, percepción que cambió dos años después, al escuchar de nuevo sobre el pedazo de papel; es así que a finales de 2021 tiene acceso por primera vez al material.
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Aún sin saber que contenía, reconoció la firma del emperador y que el mensaje estaba dirigido a su embajador Jean de Saint-Mauris.
¿Qué utilizaron para descifrar la carta?
Lo primero que hizo la experta fue clasificar en familias distintas los cerca de 120 símbolos, después contó cuantas veces aparecía cada uno y observó las combinaciones posibles.
Ya separados los caracteres, Pierre Gaudry y Paul Zimmermann, investigadores de laboratorio, recurrieron a la Informática, lo que aceleró el proceso. Ellos a través de realizar las preguntas correctas al programa de computadora fueron desentrañando palabras enteras encriptadas con un símbolo y vocales precedidas con diacríticos, inspirados probablemente en el árabe, mencionó Pierrot.
Aparte de encontrar la sucesión de elementos, el análisis reveló que había símbolos nulos, que no quieren decir nada, cuya función es evitar descifrar el mensaje.
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Al tener aislada la sucesión de palabras, los expertos recurrieron a Camile Desenclos, especialistas en criptografía y relaciones entre Francia y el Sacro Imperio Germánico del siglo XVI. La historiadora les ayudó a encajar las piezas y contextualizarlas.
En general, el documento analizado por los expertos indica la relación degrada entre estas dos potencias europeas.