Se acercan el 1 y 2 de noviembre, fecha en la que en México recordamos a nuestros seres queridos que ya fallecieron. Y en Tabasco todo el mes es tiempo de oración, de santos rosarios y de interminables charlas con los familiares fallecidos.
Entre los tabasqueños es una costumbre muy arraigada que apenas finaliza octubre, se vuelcan a los mercados para comprar veladoras, flores, pan, papel picado de vivos colores, calaveras de azúcar, flor de cempasúchil y cualquier cantidad de imágenes para adornar las mesas de cada casa, pero sobre todo los sepulcros, que normalmente, los primeros días de noviembre se colman de visitantes, práctica que este año no se podrá realizar a causa de la pandemia del Covid-19, que llevó a las autoridades a determinar el cierre de cementerios precisamente los dos primeros días de onceavo mes.
Las ofrendas de culto a los muertos en México son una tradición cuyo origen se remonta a las culturas precolombinas. En Tabasco existe un ritual que celosamente guardan los indígenas: la ofrenda es mucho más que la simple preparación de una mesa con alimentos, flores, imágenes y veladoras. Inicia nueve días antes con la preparación del guarapo, que es una bebida elaborada a base de maíz tostado y quebrado, panela molida y agua, que se fermenta durante esos nueve días.
Después se sigue con los dulces de cacao, camote, plátano asado, pinol y yuca. A la primera ofrenda se le conoce como la víspera, que es un día antes de la ofrenda propiamente dicha, y empieza siempre con pozol y dulces.
TODOS SANTOS Y FIELES DIFUNTOS
Cabe diferenciar que los destinatarios del festejo varían dependiendo de la fecha. El Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, está dedicado a quienes tuvieron una vida ejemplar y a los niños difuntos. De acuerdo con la tradición, se alzan altares a los santos en las iglesias, además de los altares en casa o sobre las lápidas del cementerio.
En tanto, el 2 de noviembre es el Día de Muertos, día en que los altares se adornan con papeles de colores y flores de cempasúchil. De acuerdo a las costumbres y misticismos, se adornan con flores las tumbas desde la madrugada, levantando altares que ayudarán al difunto a transitar sin contratiempos por el buen camino hacia la eternidad.