El fantasma de las lesiones no ha tenido piedad con la matadora Hilda Tenorio. Su ausencia de los ruedos no es por gusto, tampoco por falta de interés en afición y empresas. La realidad es que la visita a los quirófanos y sus largas rehabilitaciones han sido la desgracia de está torera nacida en Morelia, Michoacán. La causa: su gusto por poner banderillas. Y no son cornadas, de hecho, en los últimos 9 años únicamente ha sufrido una, aunque sí de gravedad; aquella que un astado le atestó en la mejilla izquierda en la plaza La Luz, durante la feria de León. El resto de las operaciones, seis para ser precisos, han sido en ambas rodillas tras poner los mentados rehiletes: lesiones de ligamentos cruzados. Más una en el tendón de Aquiles.
No, el hecho de que Hilda se haya disminuido en participaciones, no obedece a su fala de interés en los tendidos, sino por las ocho operaciones y largas rehabilitaciones. Y, con todo y esto, se le reconoce como la mejor matadora que ha dado México, ya que la menudita torera se ha destacado por su capacidad taurómaca y eso no está a discusión. Hilda es la única mujer que en sus mejores momentos pudo haber competido con todas las figuras, aunque el machismo fue un rival más grande y difícil de vencer.
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El pasado 8 de abril de 2018 sufrió la última lesión, en la rodilla izquierda. Una vez recuperada y decidido no volver a poner banderillas, Tenorio reaparece con tres fechas en puerta: Chiapas y las ferias de Puebla y Aguascalientes.
GRAN RETO
“Reaparecer en Chiapas supone un reto grande por la corrida que está muy bien presentada. En Puebla triunfé muy fuerte de novillera y no había tenido la oportunidad de presentarme como matadora. Aguascalientes es algo similar, ahí sólo toreé un festival de becerrista, un mano a mano con Joselito Adame y dos tercias; dejé el listón alto. Será muy bonito regresar, la feria de San Marcos reviste mucho y se debe marcar diferencia", indicó.
LO QUE PUDO SER
“Cuando me lesioné por primera vez estaba puesta en la Temporada Grande 2015-2016 para tomar mi alternativa con un cartel compuesto por César Rincón, Zotoluco, Sebastián Castalle y yo. Así me lo había propuesto el doctor Herrerías. Reaparecí tiempo después bajo otras condiciones, con menos ánimo en la gente y escaso sitio con el toro. Por otro lado, considero que la gente siempre me ha tomado como una torera seria y profesional, eso de resistir y persistir ha servido para que vean que tengo carácter y afición”, subrayó Hilda, quien debutó de novillera el 10 de octubre de 2003 en La Plaza México.
OBJETIVO
“Ahora tengo otro objetivo, que, a pesar de no haber toreado una becerra en todo un año, puedo salir a torear un toro sin problema. No he dejado de entrenar, estoy siempre mentalizada y con el ánimo muy en alto. Sé que la gente me tiene siempre en alta expectativa, no tengo miedo de no haber toreado nada en este tiempo, pues mi carrera siempre ha sido así", apuntó la michoacana, quien hace tres años toreó en solitario, encerrona, en Tepotzotlán.
TENACIDAD
A pesar de las circunstancias, la torera jamás dejó de estudiar, cuenta con un título de licenciada en derecho y un diplomado en filosofía de análisis y cultura. Hoy en día labora en la Suprema Corte de Justicia y vive en el primer cuadro de la Ciudad de México. En el corazón de la historia, allá, por donde se ubicaba el famoso restaurante El Tupinamba, lugar favorito de las figuras del toreo de la época de oro. Por ahí, Hlda sigue tejiendo su historia.