Terminó la tortura de México, luego de casi trece horas entre vuelos, conexiones y retrasos, el Tricolor volvió a territorio mexicano.
De Mendoza a Buenos Aires, de la capital argentina a Perú y del país inca a la Ciudad de México, el cuadro azteca no tuvo un regreso fácil. Nada lo fue.
El cansancio, fastidio y la vergüenza por las caídas frente a la Albiceleste se notaron en el rostro de la mayoría de los seleccionados. Jesús Corona, siempre amable con los medios de comunicación, fue el primero en aparecer, sin embargo, esta vez evitó los micrófonos; el portero de Cruz Azul caminó rápido y salió de la terminal aérea.
Los siguientes elementos en salir fueron los queretanos Hiram Mier y Javier Güémez, sólo el antes jugador de las Águilas emitió comentarios sobre los juegos frente a los ches.
El siguiente grupo fue el más grande, Roberto Alvarado, Edson Álvarez, “Cata” Domínguez, Jesús Gallardo y Gerardo Arteaga salieron en ‘bola’, todos tomaron distintos rumbos y se escaparon de las cámaras y los periodistas.
Ricardo Ferretti lideró otro contingente, el “Tuca” apareció junto a Javier Aquino, el “Chaka” Rodríguez, Jesús Dueñas, Ángel Zaldívar e Isaac Brizuela. Al ya ser de madrugada, el técnico y sus jugadores, se hospedaron en el hotel que se encuentra en el interior del aeropuerto. Los vuelos a sus respectivos destinos salieron hasta ayer a temprana hora. Hugo González, sin acción con el Tricolor, caminó de prisa y tampoco ofreció declaraciones.
El juvenil Víctor Guzmán, seguido de cerca por varios clubes europeos, apareció con la cabeza abajo y optó por escurrirse de todos los que lo esperaban. Érick Aguirre y Henry Martín lo siguieron.
Memo Cantú, visiblemente exhausto, no tuvo otro remedio que atender a los medios de comunicación al verse rodeado por decenas de luces. El directivo fue amable y habló de varios temas. Los utileros y masajistas fueron los últimos en aparecer en el lugar. Ellos cerraron el desfile.